CONOZCO LA AUSENCIA
DE TU CUERPO
Aquí, la estela del beso
rodeando
el insigne moldeado de mi
cuerpo tras las caricias
cuando la luz crepuscular
apaga el sollozo,
temiendo la ausencia de
una palabra
al alejar tu orografía de
mis senos.
Aquí, el sonido de tu voz
perdura en mi oído
versificando noches de satén
al despedir la simiente del
destino
sobre la tierra que te
lleva a confines de otros parajes
en la decadencia de los días.
Aunque vuelves con la
sonrisa del estupor,
no siempre me regocija la
inesperada aventura,
aunque pintas de color las
desidias de la noche,
no siempre regreso a tu
orilla.
Más la ausencia de u
cuerpo sólo es una,
siempre la misma;
el regreso de tu voz trae
la palabra inexplorada
sellando la silueta de mi
talle,
cada vez en distintas
encrucijadas,
y en distintas estaciones,
arropando mansedumbres,
elevando la mirada
aturdida,
y arrancando las horas a
desabridos andurriales.
Y ahí no quiero retener tu
vuelo,
ahí escribo, canto, lloro
y hago versos.
Tu cuerpo se viste de
sedas transparentes
al expandir la cadencia
del sigilo.
Mi cuerpo espera la melodía
nocturna
a la indulgencia soslayada
en la densidad de tus
labios.
Gloria Gómez Candanedo
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