sábado, 25 de abril de 2020

TRAS LA VENTANA


TRAS LA VENTANA

Los días transcurren tras la ventana,
las noches también.
La vida a veces se hace fastidiosa
con la repetición de los días y también de las noticias.
A veces duele el paso del tiempo sin premura
por tanta necesidad de calma.

Las tardes siguen siendo de primavera,
largas, a veces lluviosas
y yo tengo las palabras enredadas entre los dedos,
confusas, no se atreven a salir.

Algunos rostros tras las ventanas,
apartan el gesto de la impavidez,
aún cuesta asumir la llegada
del extraño tan pernicioso.
Se pasea libremente por las calles,
los caminos o no importa qué,
mientras ha robado vidas,
algunas demasiado rápido,
sin conceder el punto de una despedida.

La distancia entre allegados es como una represalia,
la angustia se hace dueña del recorrido.
Los días de abril siguen su curso
 y también los vemos desde las ventanas.

Apenas alguien camina por las aceras,
apenas se siente el calor de los abrazos.
A veces el cristal de la ventana se enturbia
cuando vuelve a caer la noche
ante la falta de un buen indicio.

Gloria Gómez

lunes, 20 de abril de 2020

DESCONOCIDO


DESCONOCIDO


Había conocido el temblor de tantas incertidumbres,
incluso algún movimiento sísmico
en la tarde y sin avisar,
sabía del desconcierto ante la llegada de un dolor
al temblar la mirada de lo desconocido,
conocía el miedo al hambre,
sabía lo que ocurriría tras un golpe
al cerrar alguna puerta.

He sentido el temblor de la huída,
las diferentes despedidas de los allegados,
hasta el estupor del vacío de una imposible vuelta.

Sabía del cosquilleo en la primera cita,
una llamada inesperada o un azar a la sombra,
los encuentros a media noche
o la mansedumbre bajo la luna
esperando el amanecer.
Conocía el clamor de la sorpresa
entre afines y colindantes,
entre amigos y forasteros,
y también el desconsuelo de una partida.

Pero este temblor que parte la sien,
rompe el colorido despertar de la primavera,
roba los sueños trazados en el entorno,
distorsiona los afectos entre los abrazos,
deja sin aliento al que vive en soledad,
este me deja sin afeite, sin vestido
y resulta uno de los peores escalofríos en la noche,
rasgando los abismos.  

Gloria Gómez

viernes, 10 de abril de 2020

SIN PALABRAS


SIN PALABRAS


Delante de un folio blanco
siento el escalofrío de las palabras
que no quieren salir por temor a la penumbra,
los dedos se cruzan entre las letras
alborotando las frases
que se quedan en el hedor de la garganta.
Son tiempos difíciles,
tiempo de reclusión ante el espanto del dolor
allegado sobre el tejado.

Ante la hoja quiero dejar la lágrima
entrañada en la retina
faltando el impulso a salir sin saber muy bien por qué,
la inmovilidad se hace dueña del alma
y solo un deseo entreteje el único vestido.

Los zarpazos ramificados hacen eco
en algunas voces desteñidas por el desconcierto,
hay mareas que pierden el rumbo a sus orillas,
las calles desiertas parecen olvidar la muchedumbre
queriendo el aire limpio, sobrevolar la ciudad.

Rostros tras las ventanas
trasladan la mirada al horizonte
buscando el verdor que acaricie la tez,
aducen con sus cantos a los colindantes
festejando algún recuerdo
que permanecía en la turbulencia.

Cada día de esta primavera asoma al trasluz
recordando un duelo más
y una batalla más por la que luchar.
Las palabras siguen en el abismo.
Sumidas en la estupefacción de un extraño.

Gloria Gómez


martes, 7 de abril de 2020

EL EXTRAÑO


EL EXTRAÑO


Difícil sostener una estrella tras el quicio a cal y canto,
tararear una melodía entre muros férreos,
lanzar el grito en busca de la libertad perdida
o dar un solo paso hacia una incertidumbre
lejana o mantenida
en la exponencial interrogación que asola nuestros días.

Nos visita una de las peores hecatombes,
aparece sin avisar y nos coge desnudos
aún estando fortificados,
nos destapa la sien, aún estando fortalecida,
nos vapulea sin condición y sin distinción de raza o color.

Roba los sueños de muchas vidas sin temor,
trastoca el futuro de una juventud sin rencor,
rompe los moldes de una senectud acogedora,
acampa por las calles de la ciudad y los caminos
sin el otorgamiento de la ciencia.

Nadie sabe cómo surgió,
nadie conoce el origen de tan vil ser,
y es difícil combatir.
Nadie lo presentó en sociedad
y nos ha cogido desprevenidos,
sin la indumentaria necesaria
para que no traspase la frontera.

El desconcierto es unánime,
se ha llevado el valor de los abrazos,
nadie sabe si se trata de una maldición,
su acuerdo consiste en azotar sin miramiento
y hace sentir escalofrío.
Más todo esto nos recuerda
que ante la vida
todos nacemos desnudos.
La lucha continúa.

Gloria Gómez