Poema dedicado al medio ambiente, la naturaleza...
EL PRINCIPIO
El silbo del árbol
apacigua la noche,
con el cimbreo engatusa
las tórridas tardes de julio,
apunta vértices a lo
etéreo,
sobrevuela los tejados,
se entrelaza con las ramas
vecinas abriendo caminos,
aportando el frescor a las
almas.
Mas una mañana le visita
el acero
y de un sesgo se cae con
todo el peso de una era,
ya no sombrea el prado,
ya no acompaña el silbido
en la noche,
la luz y el fuego se
enardecen en la sien
el pájaro ya no aposenta
el nido
y el agua rescinde su
caudal.
Así, el amor se desgarra
cuando acude la crueldad
de la indeferencia
extendiéndose en la
almohada
rompiendo la mesura, entre
aquellos
que como el acero quebrantan
la paz.
O aquellos que con los
tambores
golpean sones de contienda
extendiendo el odio entre
la muchedumbre,
alejando padres de hijos,
atravesando los límites de
la cordura,
así el paisaje se
ennegrece carbonizando el aire que respiramos.
No dejemos de alzar el
canto
en pos de la belleza y la
caricia al entorno,
el juego del agua entre la
piel y la tierra
y las manos moldeando
surcos
fluyendo el agua de los
frutos.
Sin desistir en la lucha,
abanderando la dignidad
ante el ocaso y lo adverso,
manteniendo la fluidez en
la osadía del tiempo,
el color vuelve a
enriquecer la campiña tras la ventana.
Igual que la primavera
exalta nuestra savia
despertando otro amanecer
pletórico,
ensalzando nuevos
encuentros,
incitando a la lucha por
el pan;
el silbido del viento
susurrando distintas melodías,
el árbol, los arroyos, el
gorjeo de las aves,
desean la pureza en la
tierra.
Gloria Gómez
Abril 2021
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