sábado, 28 de mayo de 2022

LA REALIDAD EN EL TIEMPO

 


LA REALIDAD EN EL TIEMPO

 

Sueño que la danza rodea mi silueta

al tocar la piel alcanzando una estrella,

la tropelía del futuro abunda en ensueño

si acierto el paso al caminar,

las sonrisas

que adornan mis días perduran sin resquebrajar

con el ímpetu heredado de mi sólida pertenencia

y el cielo abierto acoge mis vuelos

mesurando el anclaje de mi aventura.

 

Más el amanecer me devuelve a la realidad de lo humano,

el trasiego en busca del pan

hace duro el recorrido de las horas,

el despertar aúlla ante las llamas en otro ocaso,

en otros cuerpos languidece la última herida de guerra,

los ojos de la niñez perplejos ante su destino

pierden el sueño con el juego de colores,

la realidad del mundo me azota la frente.

 

Sigo esperando el gorjeo de las aves

realzando el sosiego,

el baile de las hojas amansando la noche,

mis trazos de rima entre palabras de la tarde

fraguando serenidad

con el mero placer de transformar el dolor,

descosiendo prosapias cáusticas,

amainando el azar.

 

Sin embargo al abrir la puerta

los hechos abruman la escalera,

cada peldaño transfiere una herida,

un hedor, una afrenta, un dolor, un rencor,

las flores aflojan en desidia,

el ceño frunce la mirada del hortelano.

 

Más el origen me recuerda la senda de la simiente

asomando cada día en los trazos de las horas

al descubrir la vuelta de la tarde al albergue de la piel,

me descubre el talento encomiado con ahínco

de lustros perseverando una audacia contra natura,

y vuelvo la mirada atrás queriendo atrapar un halo de ilusión.

 

La realidad lucha por romper el encanto,

oprimiendo al paradigma de la horda,

abandonando linajes a la sombra,

las manos me llevan a rubricar la fuerza en otro verso,

otra morada, otro rumbo, amor y belleza.

 

Gloria Gómez Candanedo

Cuadro: "Canvas Jardìn" de Claude Monet

domingo, 22 de mayo de 2022

ALBA VERSUS OCASO

 

 


ALBA VERSUS OCASO

 

Sopeso los extremos del día,

cuando amanece hay penumbra,

quizá la alborada ilumine la danza del trasiego,

más cuando anochece

los brazos caídos apenas sostienen el pesar.

 

Acordono la noticia del bulevar,

la suma desdeñosa al cariz de la insolencia,

la piel sufre el temido temblor,

de nuevo el murmullo se altera ante la aflicción,

más el mundo gira, gira gira

hasta el olvido en otro amanecer.

 

Asomo al abismo

cada vez que un latido zarandea el existir,

entorpece la pasión,

cruje el dolor en la sien

y me revuelvo contra el tesón

del rasgo en la cadencia borrando el aliento.

 

Se advierten desperfectos en almas caídas,

se tantea la sombra en encrucijadas,

el anclaje de desdicha azora el reverso de la despedida

sumando un mal presagio a la hoja del calendario

y el mundo vuelve a girar, girar,

asombrándose como la primera vez.

 

El gorjeo lejano de otros rumbos,

de otras estrofas,

acucia el tinte de la noche borrando las estrellas,

con el naranja del fuego,

transformando la niñez y aniquilando enseres de paz,

para llevar el emblema de la desfachatez.  

Y el mundo sigue girando, girando.

 

Algún hombre cree amar

y se enfrenta a la compañera,

le diluye el beso por el revés,

la palabra por la desazón

y la palma de la mano se vuelve contra su pecho

como si todo el universo fuera su propio cuerpo.

 

Amantes de la mezquindad,

proclives a la inmortalidad,

dueños de una atalaya,

lanzan vestigios de locura sobre la gentileza afanosa

rasgando el grito en el lienzo de una historia

ya sublimizadamente conocida.

 

Así pasan los días,

el trasiego de miradas furtivas, huidizas,

obviando la alcurnia, desoyendo la tonada,

difuminando la súplica del aislamiento

sintiendo la cruel impericia,

enmascarando la piel con el metal

sin haber aprendido la fragilidad

que nos concierne.

 

Gloria Gómez

lunes, 2 de mayo de 2022

NO SE PUEDE HUIR

 


NO SE PUEDE HUIR

 

No se puede huir,

el fuego cerca la piel,

el desgarro asoma al pretil de una oscura mañana,

el fango aterriza en la indecisión,

recorre el salpullido por el esternón,

se quiere retroceder

mas el tiempo ha marcado el límite.

Como las horas aturdidas en la noche,

al mostrar la lindeza de una tez,

perdía la fluidez tras el espanto

al huir el recodo de tu orilla,

alejando la dimensión del abrazo.

Como la senda aflorando al trasluz de la duda,

señalando extremos inalcanzables,

cada vez que el pulso de la idiotez

transgredía  los pétalos del jardín

con el aroma de la ingratitud.

 

No se puede huir del paso de las horas,

al encontrar el eslabón fortuito

entre destinos convergentes,

sin apenas construir las sílabas de una canción,

o sin encontrar el fulgor del contorno

al abrir el hueco de un ensueño al llegar la madrugada.

Como la mesura en el regazo de una tarde

entre platicas y versos,

los minutos avanzan a pesar del decoro,

la agujas atraviesan el pulso

al llegar el momento de cruzar el zaguán de partida.

El fuego no amaina ante la huída,

el tesón se cierne en la osadía,                                 

el embalaje del invierno recubre el techo,

el clamor retumba al otro lado,

la desolación aparece ante el espejo,

imposible rehusar el tumulto de adversidad.

 

No se puede huir

aún queriendo romper el legado de un enigma,

los minutos destruyen la palabra,

el resquemor hace mella en el pecho,

la partida es difícil emprender.

Huir tiene un precio,

la sombra persigue y deja huella en el camino

acompañada de  palabras y  llantos

transversos en surcos del semblante,

mostrando los lances de premura

ante el insospechado sino.

 

Huir no te alejará del ronroneo pesaroso de la partida.

Algo quedará dolido en la cúpula del deseo.

Algo agitará la música al contoneo de la noche.

Un verso murmura entre silencios evocando el perfil de la escapada,

instantes refugiados en el mirar atrás no volverán.

La huída no apartará la aflicción de tu ser.

 

Gloria Gómez

Cuadro de Dalí