PAN CON CHOCOLATE
El romper del agua en
las piedras
fluye el sabor de aquel
corrusco de pan
al salir de clase,
las manos de tinta
queriendo descubrir
horizontes
lejanos a la verja,
el vestido de inocencia
trastabillando
alrededor de los juegos de infancia
rebrotan en la retina.
Mientras las manos sostienen
el trigo,
sueños azoran en la
ilusión
de un mañana prometedor
pero sin dejar el
rosal,
un camino de aventuras
sin olvidar la simiente
y una casita en el ecuador
de la templanza y la pujanza
sostendría el eje del
amor.
El paso del tiempo
se llevó la dulzura
tendida sobre el mantel
y una lágrima sin
querer
despierta otros signos
acompañando éstas páginas
donde pongo la rúbrica
de una odisea
grabada en el pergamino
de la distancia.
Ningún sueño de
aquellos se hizo realidad,
otros nombres y otras
almas
recorren el camino en
el abrir los días a mi ventana,
y desde la distancia
del tiempo
la evocación se adueña
del sosiego.
Al andar el camino vi
guerras distintas
al libro de aventuras,
los pétalos tras la
huída marchitaban
y las espinas dejaban
herida en la piel,
al ver hombres sin
machete dañando vestigios de libertad,
el hambre recorriendo
las calles,
gente durmiendo a la
intemperie,
la soledad enquistada
en la vejez
y el pavor de una mujer
huyendo de su malhechor.
Más, otras vidas
recuerdan los mismos ojos
y las mismas manos que
deletrean
cada grano de azúcar en
mi almohada.
Otras meriendas en otra
distancia
pero con la misma
canción
me estremecen haciendo
sentir la vida,
caligrafiando hojas
nuevas en el eslabón,
uniendo cualquier
concordancia
permaneciendo en la lámina
de este verso.
Gloria Gómez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
poesia