sábado, 12 de septiembre de 2020

PAN CON CHOCOLATE

 

PAN CON CHOCOLATE

 

El romper del agua en las piedras

fluye el sabor de aquel corrusco de pan

al salir de clase,

las manos de tinta

queriendo descubrir horizontes

lejanos a la verja,

el vestido de inocencia

trastabillando alrededor de los juegos de infancia

rebrotan en la retina.

Mientras las manos sostienen el trigo,

sueños azoran en la ilusión

de un mañana prometedor

pero sin dejar el rosal,

un camino de aventuras sin olvidar la simiente

y una casita en el ecuador de la templanza y la pujanza

sostendría el eje del amor.

El paso del tiempo

se llevó la dulzura tendida sobre el mantel

y una lágrima sin querer

despierta otros signos acompañando éstas páginas

donde pongo la rúbrica de una odisea

grabada en el pergamino de la distancia.

Ningún sueño de aquellos se hizo realidad,

otros nombres y otras almas

recorren el camino en el abrir los días a mi ventana,

y desde la distancia del tiempo

la evocación se adueña del sosiego.  

Al andar el camino vi guerras distintas

al libro de aventuras,

los pétalos tras la huída marchitaban

y las espinas dejaban herida en la piel,

al ver hombres sin machete dañando vestigios de libertad,

el hambre recorriendo las calles,

gente durmiendo a la intemperie,

la soledad enquistada en la vejez

y el pavor de una mujer huyendo de su malhechor.    

Más, otras vidas recuerdan los mismos ojos

y las mismas manos que deletrean

cada grano de azúcar en mi almohada.

Otras meriendas en otra distancia

pero con la misma canción

me estremecen haciendo sentir la vida,

caligrafiando hojas nuevas en el eslabón,

uniendo cualquier concordancia

permaneciendo en la lámina de este verso.  

 

Gloria Gómez

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