AQUÍ UNA TARDE
Aquí, una tarde cualquiera,
en un invierno cualquiera
arrollando las palabras
sobre un frenesí
ahuyentando en sombras.
Aquí, a una hora
cualquiera,
no encuentro los versos que
acoplan
en tu entraña tanto fulgor
atropellado en la cuna.
Una vez más las lágrimas
cristalizan la tez
de unos augurios templados
en deseos
de salvar lo imposible.
Aquello que está al otro
lado de un espejo,
no se puede manejar, ni
colorear.
Una vez más el despecho
tendido en la almohada
se viste de gala entre los
cuerpos desasidos
y surge entre jirones de
silencio una lengua voraz
degollando los mástiles de
franqueza.
Aquí, una tarde cualquiera
devanando los hilos
enlazando cualquier caricia
escapándose
a nuestros besos.
Y así poner en tus alas el
vuelo enloquecido
ante la desnudez de las olas
rompiendo una y otra vez
la escollera de la absurda
formalidad.
Una vez más, aquí, en esta
tarde
devoramos entre besos el anverso
de inexcusables veleidades.
Gloria Gómez Candanedo
Del libro "Caminante"
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