AÑO NUEVO
una página en blanco,
la de la piedad y la
dulzura
ante las visiones a través
del cristal.
Se abre una página vacía
de recodos
invitando a cincelar los
besos de la tarde,
a decorar las márgenes con
los colores de la primavera,
llevando las mejores galas
jaspeando la frente sin
arrugas.
Una nueva ilusión ciñe el
viejo lecho,
arrincona las tráqueas
fulminadas por el humo,
soporta el gris de los
tejados
distendiendo el color del
encanto por venir.
Una brisa clandestina
ondea en la superficie
aún sin escribir,
una gota de lluvia simula
la lágrima de la emoción,
ante el recuerdo de otros
comienzos,
abriendo sueños por
conquistar,
puliendo la mano que va a
trazar
la historia antes del
atardecer,
la explosión supina tras
la colina,
y la huída nocturna de
amantes taciturnos.
Un nuevo aroma se instala
en la almohada
al abrir los ojos al
amanecer,
mientras los cuerpos
desnudos
acicalan el semblante de
la esperanza
ensartada en la densidad
de los labios
recorriendo la piel tersa
trazando el futuro en el
azar
abriendo puertas a nuevas
lunas
iluminando la noche al
vagabundo perdido,
y señalando la ruta al
transeúnte huido del hambre.
Los pasos volverán a dejar
la huella
en las páginas que se
abren,
borrando el repliego de
reproches bajo la luna.
Los besos querrán fundir
el aplomo del estiércol.
Las manos, limpias de
furor,
querrán condimentar la
mesa.
Y dejaremos deslizar sobre
nuestra piel
la tersura de los días
ahogando el frío invierno,
mientras los caudales de
los ríos
vuelven a desplegar cada
noche
el espejo de la pasión.
Gloria Gómez
Del libro: "Caminante"
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