ENCRUCIJADAS
Desde la temprana edad
los dioses me destinaron
a las encrucijadas.
Así mi vida ha sido la constante bifurcación de los
caminos.
Escoge –me dicen— puedes tener esto o aquello.
Dejarás uno si quieres tener lo otro.
Y he tenido que escoger manzanas, serpientes
las inocencia, el conocimiento
la ternura o la madurez
el vientre o el corazón.
Duros han sido los jardines de los “senderos que se
bifurcan”
misteriosos y oscuros
y nunca he sabido si realmente la sabiduría
guió mis pasos.
No se ensayan en la vida las alternativas.
Creí que mis dudas de desgarramientos
no serían más que memorias
para encender el color de mi difícil felicidad.
Pero como otras veces
no calculé los designios
ni supe leer las entrañas del cordero de los sacrificios.
No entendí la carta que anunciaba el Carruaje,
ni acepté el significado de la carta
del amor.
Heme aquí otra vez
acumulando fuerzas para no equivocar
la puerta de los futuros posibles.
Heme aquí con la pregunta a cuestas
y las perspectivas del abismo.
Heme aquí de nuevo
haciendo decisiones de muerte.
Gioconda Belli
Cuadro: "Cruce de caminos en un bosque" de Jan Jansz Van der Heyden
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