domingo, 22 de octubre de 2023

LA CASA

 



LA CASA

 

 

Dentro de la casa no hay polvo

ni las ventanas están mordidas por el largo olvido,

aunque te preguntas qué hacen ahí esas hojillas verdes

que alguien fue poniendo entra las junturas

y la acaracoladas rejas que vencieron al moho.

 

Sabes que dentro de la casa es hace muchos años

y que hay luz: se derrama desde una lágrima sonora. Los peldaños

de mármol, el cristal, el suave olor y las ondas

doradas de aquella visitante, ocupan su lugar, su tiempo, su sentido. Aromas

de plátanos maduros, la calle –lejanas y amarillas

tierras, nombres de pájaros…---. Entonces

quién estaría naciendo, quién muriendo,

quién doblaría las esquinas, qué pregones,

cómo y quién vendría de camino y con qué mensaje

para ir tejiendo la sábana de vida --¿podría

haber sido otra vida si otra lanzadera…? –que ensombreció la casa.

Ha manchado la niña

la falda a mi mujer… Color ciruela, el traje.

Mujer de rubias ondas,

ahogándola en la mancha que se extiende,

en su forma ilusoria por los años: “Nuestro oro

no es el oro común. Tú, sin embargo,

has demandado al verde…”,

y la apagó dejándola en la acera

sola, ignorada por las otras que la sostienen

aunque la han desdeñado.

Te preguntas de dónde

llegaría el olvido a morder sus cristales,

entreabrir las ventanas para siempre, forzar

las puertas que yo no me llevé --¿quién

las abrió o cerró: la mano última?--. Poner

…temblor en los cuadros torcidos,

en los vidrios de la ciudad

sobre el pez…

briznas de musgo y jaramago y un cuajarón de sombra coronándola

en el brillante azul de la mañana.

 

Desde la lágrima de luz, y  desde el nido

de la memoria van hacia ti sonidos,

roces, voces, ir y venir que alcanzas

desde esta orilla. Tus dedos

rozan tus dedos. Y la casa durmiente, cuya luz

sólo tú reconoces en tu olvido,

parece más secreta en la ruidosa calle.

 

Julia Uceda

22 de octubre de 1925

Sevilla – España

 

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