DESPEDIDA PARA UN
CUADRO DE RUBENS QUE PUDO SALIR DE ESPAÑA DE 1962
Oh, Pablo Rubens de
los terciopelos
fragantes como
carne femenina,
Rubens de las
mujeres como cielos
de carne donde el
beso se adivina.
Vives. Estás aquí. Eres
la huella
lejana en luz, el
rastro de tu mano
o de tu corazón, tu
roja estrella
sobre el lienzo
asumido en cielo castellano.
Con el Duque
galopas por las salas
de suntuosas
mansiones. Se diría
que aún el milagro
del pincel resbalas
con lujuriosa y pródiga
alegría.
Lejos el pueblo,
como siempre, calla
y no te ve. Tu luz
no da en sus frentes.
La vida es en tus
manos feliz bomba que estalla.
Ceniza oscura es
para otras gentes.
Tú, Pablo Rubens, a
caballo, en traje
del Gran Duque de
Lerma, acaso cruces
de nuevo el Pirineo
en otro viaje
de fastos y de
luces.
Por el mismo camino
la frontera
de España cruzarán
con sus dolores
gentes que nunca
izaron la bandera
de la dicha ni
vieron tu reino de colores.
Al tiempo emigraréis:
tú, de recintos
refinados que el
pueblo no traspasa;
y estos hombres, de
ciegos pegujales extintos.
Todos cruzáis las
puertas de la casa.
Si vuelves, Pablo
Rubens, a caballo,
como te vas, por
ruta de despojos
y de humanos
alijos,
vuelve cuando estas
gentes puedan oír el gallo
de un alba en la
que el arte nazca a todos los ojos
y la tierra
española nutra a todos sus hijos.
Leopoldo de Luis
Cuadro: "El Duque de Lerma" de Pablo Rubens
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