EL CORAZÓN VACÍO
Porque ya mi corazón
es el corazón de nadie.
Y cuando ya el corazón
es le corazón de nadie;
cuando las manos se buscan
hondamente, por juntarse
la diestra con la
siniestra,
en ternuras insondables,
y uno siente que sus manos
ya son las manos de nadie.
Cuando por el rostro inmóvil
invisiblemente caen
unas lágrimas eternas
que no logran congelarse,
y uno siente que sus lágrimas
son las lágrimas de nadie.
Cuando la voz que fue de
uno,
concluye por dispersarse
y se la llevan los
vientos,
-alma sola, voz errante-
y uno siente que su voz
ya es la oscura voz de
nadie;
cuando el corazón no se
halla
ni en sus mismas
soledades,
porque devoró la angustia
sus recónditas imágenes,
entonces, a dónde ir;
a que sombra desterrarse;
cómo llenar lo infinito;
con qué vida, con qué
sangre,
si uno se invoca hacia
adentro,
con amargura, buscándose,
como quien va hasta la
casa
de un amigo a consolarse,
y se encuentra en sus
abismos
con el corazón de nadie.
Germán Pardo García
19 de julio de 1902
Ibagué (Colombia)
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