IR Y VENIR DE TODAS LAS MEMORIAS
Ir y venir de todas las
memorias
que el alma, olvidadiza,
desenreda;
verse hombre solo, antiguo
y solo, errante;
ver que todos los tiempos
están cerca.
De un golpe, como hermosos
corazones,
yacen los capiteles en la
hierba
y encuentran hecha luz
como un milagro
la flor silvestre de la
primavera.
Se hace el acanto vegetal
y tierno;
el hombre lo acaricia y
algo tiembla
debajo de su mano; le
parece
que un cuerpo estremecido
se despierta.
¿Puede latir la sangre por
los pulsos
ante la soledad de esa
belleza
cuando todo se para en un
intento
de detener la dicha
verdadera?
Llueve un poco,
tímidamente llueve;
brilla el mármol, el árbol
de la piedra;
por un instante sólo, esta
columna
alcanza con sus hojas las
estrellas,
que están, que van a
estar, que acaso miran,
que mirarán desde su noche
eterna
el desamparo de los que
caminan
sin amor por la sombra de
la tierra.
José García Nieto
6 de julio de 1914
Madrid
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