lunes, 30 de septiembre de 2024

INCIDENTE DOMÉSTICO

 


INCIDENTE DOMÉSTICO

 

Traza la niña toscos garrapatos,

de escritura remedo,

me los presenta y dice

con un mohín de inteligente gesto:

 

“¿Qué doce aquí, papá?”

 

Miro unas líneas que parecen versos.

“¿Aquí?” “Sí, aquí; lo he escrito yo; ¿Qué dice?

Porque yo no sé leerlo…”

“¡Aquí no dice nada!”, le contesté al momento.

 

“¿Nada?”, y se queda un rato pensativa

-o así me lo parece, por lo menos,

pues ¿está en los demás o está en nosotros

eso a que damos en llamar talento?-.

 

Luego, reflexionando, me decía:

¿Hice bien revelándole el secreto?

-no el suyo ni el de aquellas toscas líneas,

el mío, por supuesto-.

 

¿Sé yo si alguna musa misteriosa,

un subterráneo genio,

un espíritu errante que a la espera

para encarnar está de humano cuerpo,

no le dictó esas líneas

de enigmáticos versos?

 

¿Sé yo si son la gráfica envoltura

de un idioma de siglos venideros?

¿Sé yo si dicen algo?

¿He vivido yo acaso de ellas dentro?

 

No dicen más los árboles, las nubes,

los pájaros, los ríos, los luceros…

¡No dicen más y nos lo dicen todo!

¿Quién sabe de secretos?

 

Miguel de Unamuno

29 de septiembre de 1864

Bilbao

sábado, 28 de septiembre de 2024

CUANDO VEO MI IMAGEN REFLEJADA

 


 

CUANDO VEO MI IMAGEN REFLEJADA

 

Cuando veo mi imagen reflejada

en la luna impasible del espejo,

siento cómo me duele su reflejo

tan fiel a mi verdad enajenada.

 

Esta forma que late y re rebela,

un tiempo fue amor y fue de vida;

y aún hoy, que huellas saben de su huida,

queda una voz para su luz en vela.

 

Pero un día vendrá el irremediable

que a este espejo me asome, ya acabada.

Y la raíz de fuego insobornable

 

que parece en mi interior, aún no saciada,

conmoverá la cárcel indomable

con su llanto de ruina a abandonada.

 

Josefina de la Torre

25 de septiembre de 1907

Las Palmas de Gran Canaria

jueves, 26 de septiembre de 2024

CÓMO SERÁ BUSCARTE EN LA DISTANCIA

 


CÓMO SERÁ BUSCARTE EN LA DISTANCIA

…cómo será buscarte en la distancia

Eunice Odio

 

 

¿Cómo será buscarte en la distancia, amor,

amor que me has llevado a la puerta del árbol,

al vuelo de la mariposa,

a la fuerza,

a la vida,

y que me llevaste, después de la alegría,

                                                                         a la tristeza?

 

¿Cómo será buscarte en la distancia,

entre balas silbándome en los hombros,

entre el ruido de la guerra y de las lágrimas?

 

¿Cómo será, amor, este buscarte en el tiempo,

en los anchos pasillos de los días,

despeinada, descalza,

con este amor, amor, que se revuelve en mí

como un mar dentro de una pecera?

 

¿Cómo será buscarte en la distancia,

en el no estar,

en el estar sola,

en esta nada que goza con saña

mi incertidumbre de mujer abandonada?

 

Gioconda Belli

Cuadro de Joaquín Sorolla

miércoles, 25 de septiembre de 2024

LA BEATA MÁSCARA

 


LA BEATA DE MÁSCARA

 

La del enlutado manto,

la de la toca de encaje

la de mil hombres encanto,

¿cuánto va a que no es tan santo

tu pecho como el rodaje?

 

En vano ocultarnos trata

de tus ojos los destellos

el lienzo que te recata;

y por Dios que son, beata,

para ser santos, muy bellos.

 

Sobre tu nevado seno

pesa la cruz de un rosario,

y aunque humilde “nazareno”,

muriera de gozo lleno

en tan hermoso calvario.

 

Y, pese a tu religión,

en vano ¡ay triste! Sofoca

deseos mi corazón:

que oculta una tentación

cada pliegue de tu toca.

 

Eres bella cual ninguna,

y juro, aunque temerario,

no creo en ti fe alguna,

si pasas una por una

las cuentas de tu rosario.

 

Ramón de Campoamor

24 septiembre 1817

Navia

lunes, 23 de septiembre de 2024

UNA MUJER SE INCLINA HACIA LA TIERRA

 

UNA MUJER SE INCLINA HACIA LA TIERRA

 

Una mujer inclina su osamenta

sobre la fresca hierba y arranca la maleza

pensando en el contacto de la tierra y su semilla.

 

Una mujer viste de negro desteñido,

tiene su piel curtida por el viento

y el sol no anida en sus bolsillos ni en sus piernas.

 

Una mujer entreteje los sueños del futuro

inclinada mirando la humedad y los terrones,

piensa en lo que no puede pensar

y se entrega placiente a los olores frescos

que salen de sus manos tirando de los niños.

 

Dónde están mis preferidos…

y el patio se puebla ahora de palabras indecisas,

mil hojas verde amarillentas dibujan formas del murmullo,

ídolos caen de templos primordiales entre rituales polimorfos

entretejiendo nudos,

donde la memoria devuelve los espectros

y caen uno a uno los recuerdos,

un pasado brotado palpando el tacto verde

que enturbió la arboleda

agolpando las sombras

que querían beber la líquida espesura ahora

convertida en un árbol de viento, enredado en el aire.

 

Una abertura más allá de lo mirado se convirtió en su sexo

un pensamiento sin ideas,

sólo formas combinadas de diversas maneras

y dentro de ellas un anillo de cales conduciendo ecos, luces, deseos

cascadas de labios habitando las grietas donde el insecto

entreteje los hilos agrisados donde colgar la luna.

 

No hay adentro ni afuera,

el alfabeto es la madera del tronco calcinado

que murió entre las llamas,

incendio de resurrecciones,

y el tiempo, el tiempo que no vuelve,

es la inclinada cabeza que ira entre las hierbas

la estrella que se tiñó de verde

y que arrastró consigo el continente no geográfico

donde una mujer bebe el humo de su hoguera

y arranca la música nocturna

que las yemas de sus dedos no ha inventado todavía.

 

Norma Menassa

21 de septiembre de 1938

Buenos Aires

SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR LO QUE AMA...

 


SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR LO QUE AMA…

 

Si el hombre pudiera decir lo que ama,

si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo

como una nube en la luz;

si como muros que se derrumban,

para saludar la verdad erguida en medio,

pudiera derrumbar su cuerpo,

dejando sólo la verdad de su amor,

la verdad de sí mismo,

que no se llama gloria, fortuna o ambición,

sino amor o deseo,

yo sería aquel que imaginaba;

aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos

proclama ante los hombres la verdad ignorada,

la verdad de su amor verdadero.

 

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien

cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;

alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina

por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,

y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu

como leños perdidos que el mar anega o levanta

libremente, con la libertad del amor,

la única libertad que me exalta,

la única libertad por que muero.

 

Tú justificas mi existencia:

si no te conozco, no he vivido;

si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

 

Luis Cernuda

21 de septiembre de 1902

Sevilla

sábado, 21 de septiembre de 2024

BALBUCEAR

 


BALBUCEAR

 

 

Balbucear

cuando ya no queda otro camino

balbucear

aunque poco a poco

ir diciendo.

 

Primero una palabra solitaria

después de la palabra

vendrá el recuerdo

y las palabras del recuerdo

que nos recuerden la palabra.

 

Temblando

llorando

llenos de miedo

no dejar de decir.

 

Me fui cayendo

y por una artimaña del destino

me veía caer.

 

A veces

iba cayendo como la nieve

lentamente

más que caer

el verdadero juego era volar.

 

Olímpico hielo algodonoso

me posaba sobre las almas

y en la oscura pasión

de los encuentros

un instante era yo

luego otra cosa.

 

A veces volar era caerse

violentamente

contra la nada

contra la tierra 

contra una mujer.

Piedra

granizo serpenteante

caía sin parar.

Calor endurecido

vértigo de llegar al final

atravesaba todos los confines.

Bestia condenada

a morir atravesaba el alma.

 

Fui libre todo lo que quise.

 

De tanta libertad

me fui llenando las manos

y los ojos

de violentas miserias.

 

La soledad  y el hambre

en cada libertad

se apoderaban de mi mente

y rumiaba la libertad

como si la libertad

fuera un pasto salvaje

y yo una fiera.

 

Libertad inútil libertad

y moría una vez más ese vacío

y salía a la calle

y los mercaderes me miraban

con malos ojos

y algunos amigos me decían:

Estás adelgazando

seguir así

te llevará al silencio

alguna tarde morirás.

 

Muerto

yo los miraba

entontecido sin comprender.

Envolvieron mi cuerpo

con delicadas prendas

como nunca nadie me había visto

y se gritaban unos a otros:

 

La libertad vivía en él.

La libertad ha muerto.

 

Miguel Oscar Menassa

Del libro: “La poesía y yo”

19 de septiembre de 1940

Buenos Aires

UNA MUJER DESNUDA Y EN LO OSCURO

 


UNA MUJER DESNUDA Y EN LO OSCURO

 

Una mujer desnuda y en lo oscuro

tiene una claridad que nos alumbra

de modo que si ocurre un desconsuelo

un apagón o una noche sin luna

es conveniente y hasta imprescindible

tener a mano una mujer desnuda.

 

Una mujer desnuda y en lo oscuro

genera un resplandor que da confianza

entonces dominguea el almanaque

vibran en su rincón las telarañas

y los ojos felices y felinos

miran y de mirar nunca se cansan.

 

Una mujer desnuda y en lo oscuro

es una vocación para las manos

para los labios es casi un destino

y para el corazón un despilfarro

una mujer desnuda es un enigma

y siempre es una fiesta descifrarlo.

 

Una mujer desnuda y en lo oscuro

genera una luz propia y nos enciende

el cielo raso se convierte en cielo

y es una gloria no ser inocente

una mujer querida o vislumbrada

desbarata por una vez la muerte.

 

Mario Benedetti

14 de septiembre de 1920

Tacuarembó – Uruguay

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

 


PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

 

Madre, yo al oro me humillo,

él es mi amante y mi amado,

pues de puro enamorado

anda continuo amarillo.

Que pues doblón o sencillo

hace todo cuanto quiero,

poderoso caballero

es don Dinero.

 

Nace en las Indias honrado,

donde el mundo le acompaña;

viene a morir en España,

y es en Génova enterrado.

Y pues quien le trae al lado

es hermoso, aunque sea fiero,

poderoso caballero

es don Dinero.

 

Son sus padres principales,

y es de nobles descendiente,

porque en las venas de Oriente

todas las sangres son Reales.

Y pues es quien hace iguales

al rico y al pordiosero,

poderoso caballero

es don Dinero.

 

¿A quién no le maravilla

ver en su gloria, sin tasa,

que es lo más ruin de su casa

Doña Blanca de Castilla?

Mas pues que su fuerza humilla

al cobarde y al guerrero,

poderoso caballero

es don Dinero.

 

Es tanta su majestad,

aunque son sus duelos hartos,

que aún con estar hecho cuartos

no pierde su calidad.

Pero pues da autoridad

al gañán y al jornalero,

poderoso caballero

es don Dinero.

 

Más valen en cualquier tierra

(mirad si es harto sagaz)

sus escudos en la paz

que rodelas en la guerra.

Pues al natural destierra

y hace propio al forastero,

poderoso caballero

es don Dinero.

 

Francisco de Quevedo

14 de septiembre de 1580

Madrid

lunes, 9 de septiembre de 2024

INVENTARIO DE LUGARES PROPICIOS AL AMOR

 


INVENTARIO DE LUGARES PROPICIOS AL AMOR

 

Son pocos.

La primavera está muy prestigiada, pero

es mejor el verano.

Y también esas grietas que el otoño

forma al interceder con los domingos

en algunas ciudades

ya de por sí amarillas como plátanos.

El invierno elimina muchos sitios:

quicios de puertas orientadas al norte,

orillas de los ríos,

bancos públicos.

Los contrafuertes exteriores

de las viejas iglesias

dejan a veces huecos

utilizables aunque caiga nieve.

Pero desengañémonos: las bajas temperaturas 

y los vientos húmedos lo dificultan todo.

Las ordenanzas, además, proscriben

la caricia (con exenciones

para determinadas zonas epidérmicas

-sin interés alguno-

en niños, perros y otros animales)

y el “no tocar, peligro de ignominia”

puede leerse en miles de miradas.

¿Adónde huir, entonces?

Por todas partes ojos bizcos,

corneas torturadas,

implacables pupilas,

retinas reticentes,

vigilan, desconfían, amenazan.

Queda quizá el recurso de andar solo,

de vaciar el alma de ternura

y llenarla de hastío e indiferencia,

en este tiempo hostil, propicio al odio.

 

Ángel González

6 de septiembre de 1925

Oviedo

domingo, 8 de septiembre de 2024

SOLILOQUIO DEL INDIVIDUO

 


SOLILOQUIO DEL INDIVIDUO

 

Yo soy el individuo.

Primero viví en una roca

(Allí grabé algunas firmas).

Luego busqué un lugar más apropiado.

Yo soy el individuo.

Primero tuve que procurarme alimentos,

buscar peces, pájaros, buscar leña,

(Y me preocuparía de los demás asuntos).

Hacer una fogata,

leña, leña, donde encontrar un poco de  leña.

Algo de leña para hacer una fogata,

yo soy el individuo.

Al mismo tiempo me pregunté,

fui a un abismo lleno de aire;

me respondió una voz:

yo soy el individuo.

Después traté de cambiarme a otra roca,

allí también grabé figuras,

grabé un río, búfalos,

grabé una serpiente,

yo soy el individuo.

Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía,

el fuego me molestaba,

quería ver más,

yo soy el individuo.

Bajé a un valle regado por un río,

allí encontré lo que necesitaba,

encontré un pueblo salvaje,

una tribu,

yo soy el individuo.

Vi que allí se hacían algunas cosas,

figuras grababan en las rocas,

hacían fuego, ¡también hacía fuego!

Yo soy el individuo.

Me preguntaron que de dónde venía,

contesté que sí, que no tenía planes determinados

contesté que no, que de allí en adelante.

Bien.

Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río

y empecé a trabajas con ella,

empecé a pulirla.

De ella hice una parte de mi propia vida.

Pero esto es demasiado largo.

Corté unos árboles para navegar,

buscaba peces,

buscaba diferentes cosas,

(Yo soy el individuo),

hasta que me empecé a aburrir nuevamente.  

Las tempestades aburren.

Los truenos, los relámpagos,

yo soy el individuo.   

Bien. Me puse a pensar un poco,

preguntas estúpidas se me venían a la cabeza.

Falsos problemas.

Entonces empecé a vagar por unos bosques.

Llegué a un árbol y a otro árbol;

llegué a una fuente,

a una fosa en que se veían algunas ratas:

aquí vengo yo, dije entonces.

¿Habéis visto por aquí una tribu,

un pueblo salvaje que hace fuego?

De este modo me desplacé hacia el oeste

acompañado por otros seres,

o más bien solo.

Para ver hay que creer, me decían,

yo soy el individuo.

Formas veía en la oscuridad,

nubes tal vez,

tal vez veía nubes, veía relámpagos,

a todo esto habían pasado ya varios días,

yo me sentía morir;

inventé unas máquinas,

construí relojes,

armas, vehículos,

yo soy el individuo.

Años más tarde concebí unas cosas.

Unas formas,

crucé las fronteras

y permanecí fijo en una especie de nicho,

en una barca que navegó cuarenta días,

cuarenta noches,

yo soy el individuo.

Luego vinieron unas sequías,

vinieron una guerras,

tipos de color entraron al valle,

pero yo debía seguir adelante,

debía producir.  

Produje ciencia, verdades inmutables,

produje tanagras,

di a luz libros de miles de páginas,

se me hinchó la cara,

construí un fonógrafo,

la máquina de coser,

empezaron a aparecer los primeros automóviles,

yo soy el individuo.

Alguien segregaba planetas,

¡Árboles segregaba!

Pero yo segregaba herramientas,

muebles, útiles de escritorio,

yo soy el individuo.

Se construyeron también ciudades,

Rutas

instituciones religiosas pasaron de moda,

buscaban dicha, buscaban felicidad,

yo soy el individuo.

Después me dediqué mejor a viajar,

a practicar, a practicar idiomas,

idiomas,

yo soy el individuo.

Miré por una cerradura,

sí, miré qué digo, miré,

para salir de la duda miré,

detrás de unas cortinas,

yo soy el individuo.

Bien.

Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,

a esa roca que me sirvió de hogar,

y empiece a grabar de nuevo,

de atrás para adelante grabar

el mundo al revés.

Pero no: la vida no tiene sentido.

 

Nicanor Parra

5 de septiembre de 1914

La Reina – Chile

sábado, 7 de septiembre de 2024

INVERNAL

INVERNAL

 

Solos por el parque,

por el parque viejo

que tenía un largo

cansancio de invierno;

tras de tantos años

volvimos a vernos.

Yo llevaba el triste

corazón enfermo,

caía en el suyo

la niebla del tedio.

¡Cuán lejos las horas

vírgenes de duelos

en que nuestras vidas

eran como versos

que a veces rimaban

casi sin saberlo…!

 

Me clavó sus ojos

como en otros tiempos,

mas nada me dijo

su turbado acento.

Yo cerraba el arca

de mis pensamientos

porque no rasgase

lo gris del silencio

que esfumaba un mudo

soñador arpegio…

Y con una angustia
despertaba un nuevo

pavoroso acorde

dentro de su pecho,

nos miramos como

se miran los ciegos…

 

¡Y nos separamos

para nunca vernos!

 

Cristina de Arteaga

6 de septiembre de 1902 

Zarauz (Guipúzcoa)


CIUDAD CERO

 


CIUDAD CERO

 

Una revolución.

Luego una guerra.

En aquellos dos años que eran

la quinta parte de toda mi vida,

ha había experimentado sensaciones distintas.

Imaginé más tarde

lo que es la lucha en calidad de hombre.

Pero como tal niño,

la guerra, para mí, era tan sólo:

suspensión de las clases escolares,

Isabelita en bragas en el sótano,

cementerios de coches, pisos

abandonados, hambre indefinible,

sangre descubierta

en la tierra o las losas de la calle,

un terror que duraba

lo que el frágil rumor de los cristales

después de la explosión,

y el casi incomprensible

dolor de los adultos,

sus lágrimas, su miedo,

su ira sofocada,

que, por algún resquicio,

entraban en mi alma

para desvanecerse luego, pronto,

ante uno de los muchos

prodigios cotidianos: el hallazgo

de una bala aún caliente,

el incendio

de un edificio próximo,

los restos de un saqueo

papeles y retratos en medio de la calle…

Todo pasó,

todo es borroso ahora, todo

menos eso que apenas percibía

en aquel tiempo

y que, años más tarde,

resurgió en mi interior, ya para siempre:

este miedo difuso,

esta ira repentina,

estas imprevisibles

y verdaderas ganas de llorar.

 

Ángel González

6 de septiembre de 1925

Oviedo


viernes, 6 de septiembre de 2024

EL HOMBRE IMAGINARIO

 


EL HOMBRE IMAGINARIO

 

El hombre imaginario

vive en una mansión imaginaria

rodeada de árboles imaginarios

a la orilla de un río imaginario.

 

De los muros que son imaginarios

penden antiguos cuadros imaginarios

irreparables grietas imaginarias

que representan hechos imaginarios

ocurridos en mundos imaginarios

en lugares y tiempos imaginarios.

 

Todas las tardes imaginarias

sube las escaleras imaginarias

y se asoma al balcón imaginario

a mirar el paisaje imaginario

que consiste en un valle imaginario

circundando de cerros imaginarios.

 

Sombras imaginarias

vienen por el camino imaginario

entonando canciones imaginarias

a la muerte del sol imaginario.

 

Y en las noches de luna imaginaria

sueña con la mujer imaginaria

que le brindó su amor imaginario

vuelve a sentir ese mismo dolor

ese mismo placer imaginario

y vuelve a palpitar

el corazón del hombre imaginario.

 

Nicanor Parra

5 de septiembre de 1914

La Reina – Chile

domingo, 1 de septiembre de 2024

EL QUERER

 


EL QUERER

 

En tu boca roja y fresca

beso, y mi sed no se apaga,

que en cada beso quisiera

beber entera tu alma.

 

Me he enamorado de ti

y es enfermedad tan mala,

que ni la muerte la cura,

¡bien lo saben los que aman!

 

Loco me pongo si escucho

el ruido de tu charla,

y el contacto de tu mano

me da la vida y me mata.

 

Yo quisiera ser el aire

que toda entera te abraza,

yo quisiera ser la sangre

que corre por tus entrañas.

 

Son las líneas de tu cuerpo

el modelo de mis ansias,

el camino de mis besos

y el imán de mis miradas.

 

Siento al ceñir tu cintura

una duda que me mata

que quisiera en un abrazo

todo tu cuerpo y tu alma.

 

Estoy enfermo de ti,

de curar no hay esperanza,

que en la sed de este amor loco

tu eres mi sed y mi agua.

 

Maldita sea la hora

en que contemplé tu cara,

en que vi tus ojos negros

y besé tus labios grana.

 

Maldita sea la sed

y maldita sea el agua,

maldito sea el veneno

que envenena y que no mata.

 

En tu boca roja y fresca

beso, y mi sed no se apaga,

que en cada beso quisiera

beber entera tu alma.

 

Manuel Machado

29 de agosto de 1874

Sevilla