domingo, 20 de abril de 2025

CUANDO EL TIEMPO YA ES IDO, UNO RETORNA...

CUANDO EL TIEMPO YA ES IDO, UNO RETORNA…

 

Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna

como a la casa de la infancia, a algunos

días, rostros, sucesos que supieron

recorrer el camino de nuestro corazón.

Vuelven de nuevo los cansados pasos

cada vez más sencillos y más lentos,

al mismo día, el mismo amigo, el mismo

viejo sol. Y queremos contar la maravilla

ciega para los otros, a nuestros ojos clara,

en donde la memoria ha detenido

como un pintor, un gesto en la mano,

una sonrisa, un modo breve de saludar.

Pues poco a poco el mundo se vuelve impenetrable,

los ojos no comprenden, la mano ya no toca

el alimento innombrable, lo real.

 

Fina García Marruz

28 de abril de 1923

La Habana – Cuba


INVITACIÓN A LA VIDA

 


INVITACIÓN A LA VIDA

 

Pasan las aguas por el cauce

y no terminan de pasar;

mas si de un agua no bebimos

nunca aquel agua tornará.

 

Y mientras corre el tiempo y llega

la hora feliz que imaginamos,

se va la vida, huyendo siempre,

cual se va el agua entre las manos…

 

Gocemos hasta marchitarlas

todas las flores del camino,

ya que el Dolor jamás perdona

ni un paso de nuestro destino.

 

Gocemos la vida, gocemos…

¿Quién del mañana gozará?

Gocemos hasta embriagarnos

con una absurda saciedad.

 

Y aunque de luz se abrase el alma

presto vayamos a la luz…;

¡No hay más que al fin de los caminos

sobre una lápida, la Cruz!

 

Rafael Laffón

20 de abril de 1895

Sevilla

viernes, 18 de abril de 2025

"ALGUNOS FRAGMENTOS DE NOSOTROS"

 

 


“ALGUNOS FRAGMENTOS DE NOSOTROS”

Miguel Oscar Menassa

 

Algunos fragmentos de nosotros

sostienen el eco de la voz en la cotidiana mirada de los días

y, retumbando libres en los corredores del deseo,

dibujan la silueta de la sombra en cuerpos de humanidad.

 

Algunos fragmentos de nosotros

custodiando la frontera del asombro,

reverberan el sol y curten la nostalgia de los sobrevivientes

puntuando lo ya sido.

 

Algunos fragmentos de nosotros

son tan intolerables como la ceguera de los dioses

en noches de insomnio

esperando la tormenta perfecta de lágrimas en soledad.

 

Algunos fragmentos de nosotros

son fábulas de los imposible, delirios de realidad,

historias sin dueño, vergel de esperanza, mapas del amor,

hogueras de fiesta, brújulas sin destino,

papel mojado para la mortaja de los tiempos.

Algunos fragmentos de nosotros son nuestras huellas,

el negativo revelado del trabajo,

la militancia de la sangre.

 

Carlos Fernández del Ganso

17 de abril de 1958

Madrid

Cuadro: "Desde mi ventana" de Carlos Fernández del Ganso

 

jueves, 17 de abril de 2025

ELLA ERA ITALIANA, YO MARINERO

 




ELLA ERA ITALIANA, YO MARINERO

 

Como los ojos del Mediterráneo azul misterio

y la piel de olvido envejecido por el sol tardío,

me regalaba, en sus visitas,

plantas de delicada floresta con fragancia de olivas.

 

Al despedirse, acariciando mi cuerpo como un dibujo,

dejaba en el aire una melodía: ¿Te acordarás de mí?

 

¡Cómo no hacerlo! Con esos estambres y pistilos que

precisan mucha luz, poco sol y humedad de invernadero.

 

Esos pétalos te hablarán en mi ausencia

y, cuando alguien pregunte por su origen,

mentirás de soslayo como tú sabes.

 

Ella era italiana y cada mes viajaba desde Sicilia

con su ofrenda para mi tumba, si la besaba,

pagando así el secreto pacto de amor.

 

Yo cumplía, por mi bien,

y ella amaba mi cuerpo con la energía 

de la minuta que dejaba en mi cartera al partir.

 

Esto guárdalo en un cofre de estaño y

en el próximo viaje renovamos la condena.

 

Al marchar dejaba en mis bolsillos la plusvalía del goce

con billetes de ida y vuelta,

postergando mi futura ejecución.

 

Yo me dedicaba al contrabando de artistas,

ella compraba mis guiones para sus películas

y nunca quiso que mi nombre figurase  en los créditos.

 

Tú eres mi negro favorito.

Escribe y canta cuando no estoy,

susurra mi silueta cuando hagas el amor entre esas flores

y después dame el material escrito

de tus aventuras para los jóvenes actores que me rodean.

 

¡Insieme cambieremo il mondo!

Juntos, sí, y al son de su cadera en mi cintura

bailaba en el mirador de mi estancia sureña.

 

Yo navegaba cauto cada renglón

en los pergaminos nocturnos del temblor

y al regar las plantas del Mare Nostrum tarareaba:

¡Amore  mío, oh amore mío!


Carlos Fernández del Ganso

17 de abril de 1958

Madrid

martes, 15 de abril de 2025

¡TODO ESTÁ DICHO YA!... ¡QUÉ TARDE LLEGO!...

 

¡TODO ESTÁ DICHO YA!... ¡QUÉ TARDE LLEGO!...

 

¡Todo está dicho ya!--- ¡Qué tarde llego!...

Por los hondos caminos de la vida

pasaron vagabundos los poetas

rodando sus cantigas:

cantaron los amores, los olvidos,

anhelos y perfidias,

perdones y venganzas,

zozobras y alegrías.

 

Siglos y siglos, por el ancho mundo

la canción peregrina

sube a los montes, baja a los collados,

en los bosques suspira;

cruza mares y ríos, llora y muge

en vientos y celliscas;

se queja en el jardín abandonado,

en las flores marchitas,

en las cosas humildes, en las tumbas,

en las almas sombrías.

 

Todo el mundo es querella, todo es himno,

todo el mundo es sollozo y poesía…

Y yo vengo detrás de ese torrente

que al universo encinta,

con una canción nueva entre los labios

sin poder balbucirla:

porque ya no hay palabras, no hay imágenes

ni estrofas y armonías,

que no rueden al valle penumbroso,

y suban a las cimas,

y salven los abismos,

colmando las medidas

de las voces humanas

y los sagrados sones de las liras…

¡En este mundo lleno de canciones

ya no cabe la mía!

Loca y muda la llevo entre los labios

sin poder balbucirla…

 

 

Concha Espina

15 de abril de 1869

Santander

domingo, 13 de abril de 2025

DONDE TÚ NO ESTUVIERAS

 


DONDE TÚ NO ESTUVIERAS

 

Donde tú no estuvieras,

como en este recinto, cercada por la vida,

en cualquier paradero, conocido o distante,

leería tu nombre.

 

Aquí, cuando empezaste a vivir para el mármol,

cuando se abrió a la sombra tu cuerpo desgarrado,

pusieron una fecha: diecisiete de marzo. Y suspiraron

tranquilos, y rezaron por ti te concluyeron.

 

Alrededor de ti, de lo que fuiste,

en pozos similares, y en funestos estantes,

otros, sal o ceniza, te hacen imperceptible.

 

Lo miro todo, lo palpo todo:

hierros, urnas, altares,

una antigua vasija, retratos carcomidos por la lluvia,

citas sagradas, nombres,

anillos de latón, sucias coronas, horribles

poesías…

Quiero ser familiar con todo esto.

 

Pero tu nombre sigue aquí,

tu ausencia y tu recuerdo

siguen aquí.

 

                      ¡Aquí!

 

Donde tú no estarías,

si una hermosa mañana, con música de flores,

los dioses no te hubieran olvidado.

 

José Agustín Goytisolo

13 de abril de 1928

Barcelona

jueves, 10 de abril de 2025

¡QUÉ LÁSTIMA!

 


Poema de León Felipe leído en la Exposición de Pintura de Carlos Fernández en la Sala de Exposiciones "Quinta de Cervantes".

¡QUÉ LÁSTIMA!

Para Alberto López Arguello

 

¡Qué lástima!

Que yo no pueda cantar a la usanza de este tiempo

lo mismo que los poetas que hoy cantan!

 

¡Qué lástima que yo no pueda entonar

con una voz engolada esas brillantes romanzas

a las glorias de la patria!

¡Qué lástima que yo no tenga una patria!

 

Sé que la historia es la misma,

la misma siempre, que pasa

desde una tierra a otra tierra,

desde una raza a otra raza,

como pasan esas tormentas de estío

desde ésta a aquella comarca.

 

¡Qué lástima que yo no tenga comarca,

patria chica, tierra provinciana!

Debí nacer en la entraña en la estepa castellana.

 

Y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada:

pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,

y mi juventud, una juventud sombría, en la montaña.

Después… ya no he vuelto a echar el ancla

y ninguna de estas tierras me levanta ni me exalta

para poder cantar siempre en la misma tonada

al mismo río que pasa rodando las mismas aguas,

el mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa. 

 

¡Qué lástima que yo no tenga una casa!

Una casa solariega y blasonada,

una casa en que guardara,

a más de otras cosas raras,

un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada

y el retrato de un mi abuelo

que ganara una batalla.

¡Qué lástima que yo no tenga un abuelo

que ganara una batalla, retratado

con una mano cruzada en el pecho,

y la otra mano en el puño de la espada!

 

¡Qué lástima que yo no tenga siquiera una espada!

Porque… ¿qué voy a cantar

si no tengo ni una patria,

ni una tierra provinciana,

ni una casa solariega y blasonada,

ni el retrato de un mi abuelo

que ganara una batalla,

ni un sillón viejo de cuero

ni una mesa, ni una espada?

 

¡Qué voy a cantar si soy

un paria que apenas tiene una capa!

Sin embargo… en esta tierra de España

y en un pueblo de la Alcarria

hay una casa en la que estoy de posada

y donde tengo, prestadas,

una mesa de pino y una silla de paja.

Un libro tengo también.

Y todo mi ajuar se halla en una sala muy amplia

y muya blanca que está en la parte más baja

y más fresca de la casa. Tiene una luz muy clara

esta sala tan amplia y tan blanca…

 

Una luz muy clara que entra por una ventana

que da a una calle muy ancha.

Y a la luz de esta ventana vengo todas las mañanas.

Aquí me siento sobre mi silla de paja

y venzo las horas largas leyendo en mi libro y viendo

cómo pasa la gente al través de la ventana.

 

Cosas de poca importancia

parecen un libro y el cristal de una ventana

en un pueblo de la Alcarria,

y, sin embargo, le basta

para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.

Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa

ese pastor que va detrás de las cabras

con una enorme cayada,

esa mujer agobiada

con una carga de leña en la espalda,

esos mendigos que vienen

arrastrando sus miserias de Pastrana,

y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.

 

¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana siempre,

y se queda a los cristales pegada

como si fuera una estampa.

¡Qué gracia tiene su cara en el cristal aplastada

con la barbilla sumida y la naricilla chata!

Yo me río mucho mirándola y la digo

que es una niña muye guapa…

Ella entonces me llama ¡tonto!, y se marcha.

¡Pobre niña! Ya no pasa por esta calle tan ancha

caminando hacia la escuela de mala gana,

ni se para en mi ventana,

ni se queda a los cristales pegada

como si fuera una estampa.

Que un día se puso mala, muy mala,

y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.

 

Y en una tarde muy clara, por esta calle tan ancha,

al través de la ventana, vi cómo se la llevaban

en una caja muy blanca… en una caja muy blanca

que tenía un cristalito en la tapa.

Por aquel cristal se la veía la cara

lo mismo que cuando estaba

pegadita al cristal de mi ventana…

Al cristal de esta ventana

que ahora me recuerda siempre

el cristalito de aquella caja tan blanca.

Todo el ritmo de la vida pasa

por este cristal de mi ventana…

Y la muerte también pasa…

 

¡Qué lástima!

Que no pudiendo cantar otras hazañas

porque no tengo una patria,

ni una tierra provinciana,

ni una casa solariega y blasonada,

ni el retrato de un mi abuelo

que ganara una batalla,

ni un sillón viejo de cuero,

ni una mesa, ni una espada,

y soy un paria que apenas tiene una capa…

venga forzado a cantar, cosas de poca importancia!

 

León Felipe

11 de abril de 1884

Tábara (Zamora)

miércoles, 9 de abril de 2025

CREO EN MI CORAZÓN, RAMO DE AROMAS...

CREO EN MI CORAZÓN, RAMO DE AROMAS…

 

Creo en mi corazón, ramo de aromas

que mi Señor como una fronda agita,

perfumando de amor toda la vida

y haciéndola bendita.

 

Creo en mi corazón, el que no pide

nada porque es capaz del sumo ensueño

y abraza en el ensueño lo creado:

¡inmenso dueño!

 

Creo en mi corazón, que cuando canta

hunde en el Dios profundo el franco herido,

para subir de la piscina viva

recién nacido.

 

Creo en mi corazón, el que tremola

porque lo hizo el que turbó los mares,

y en el que da la Vida orquestaciones

como pleamares.

 

Creo en mi corazón, el que yo exprimo

para teñir el lienzo de la vida

de rojez o palor y que le ha hecho

veste encendida.

 

Creo en mi corazón, el que en la siembra

por el surco sin fin fue acrecentando.

Creo en mi corazón, siempre vertido,

pero nunca vaciado.

 

Creo en mi corazón, en que el gusano

no ha de morder, pues mellará a la muerte;

creo en mi corazón, el reclinado

en el pecho de Dios terrible y fuerte.

 

Gabriela Mistral

7 de abril de 1889

Vicuña – Chile


LAS JOYAS

 


LAS JOYAS

 

Ella estaba desnuda, y, sabiendo mis gustos,

sólo había conservado las sonoras alhajas

cuyas preseas le otorgan el aire vencedor

que las esclavas moras tienen en días fastos.

 

Cuando en el aire lanza su sonido burlón

ese mundo radiante de pedrería y metal

me sumerge en el éxtasis; yo amo con frenesí

las Cosas en que se une el sonido a la luz.

 

Ella estaba tendida y se dejaba amar,

sonriendo de dicha desde el alto diván

a mi pasión profunda y lenta como el mar

que ascendía hasta ella como hacia su cantil.

 

Fijos en mí sus ojos, como en tigre amansado,

con aire soñador ensayaba posturas

y el candor añadido a la lubricidad

nueva gracia agregaba a sus metamorfosis;

 

y sus brazos y piernas, sus muslos y sus flancos

pulidos como el óleo, como el cisne ondulantes,

pasaban por mis ojos lúcidos y serenos;

y su vientre y sus senos, racimos de mi viña,

 

avanzaban tan cálidos como Ángeles del mal

para turbar la paz en que mi alma estaba

y para separarla del peñón de cristal

donde se había instalado solitaria y tranquila.

 

Y creí ver unidos en un nuevo diseño

-tanto hacía su talle resaltar a la pelvis-

las caderas de Antíope al busto de un efebo,

¡soberbio era el afeite sobre su oscura tez!

 

-Y habiéndose la lámpara resignado a morir

como tan sólo elfuelo iluminada el cuarto,

cada vez que exhalaba un destello flamígero

inundaba de sangre su piel color del ámbar.

 

Charles Baudelaire

9 de abril 1821

Paris – Francia

sábado, 5 de abril de 2025

VOZ PERDIDA

 

VOZ PERDIDA

 

Se me ha perdido en el silencio

el eco de tu voz;

por encontrarlo voy cantando

por el camino una canción, 

una canción olvidada

como una fruta encontrada

en el fondo de un arcón.

¡Ay! qué alegre campesino

me prestaría hoy su arado,

quiero surcar bien la tierra

donde tu voz se ha enterrado

y que broten tus palabras

como flores por un prado.

¡Calla! ¿qué es eso? La brisa

que se peina con los pinos

remeda tu voz, más tierna

que un alegre corderillo.

 

María Luisa Muñoz de Buendía

5 de abril de 1898

Huelva

jueves, 3 de abril de 2025

LAS HUELLAS DE LOS PIES DE SUS AMANTES...

 

 


LAS HUELLAS DE LOS PIES DE SUS AMANTES…

 

Las huellas de los pies de sus amantes

han cubierto su alcoba

con un tapiz de peregrinaciones.

 

La arcilla de su seno

está llena de huellas digitales,

y todo su cuerpo de jeroglíficos

de colibríes, besos

de sus amantes niños…

 

El vuelo de sus cejas

en su frente admirable

posa un perfil de zopilote

sobre los cráneos del zompantli,

que echa a volar cuando sus ojos

luminosos se abren…

 

Espejo de obsidiana

del brujo Texcatlipoca;

yugo de granito;

¡cóncavo
vaso de sacrificios!

 

Cuerpo macerado de inciensos

como las paredes de los templos.

Un pasajero amante

dejó escrito su nombre en un tatuaje

sobre su carne.

 

Su esencial orquídea,

como las de Mitla,

surge entre las piedras del templo

promulgando sangre de víctimas,

imán de mariposa ilusión

que flota en claros de luna o tiembla

en un verde rayo de sol.

 

La teoyamique sonríe en sus dientes

y el jaguar de su ardor abre las fauces

al través de una enagua de serpientes

 

y, hélice del Calendario ancestral,

su misterio sobre nuestras escamas

riza elásticas plumas de quetzal.

 

De su alma llena de sepulcros

suben hasta sus ojos

espectros y vislumbres de tesoros

 

y tanta pasión suprimida:

momias que emparedó el Santo Oficio

¡y hoy implacables resucitan…!

 

Mientras su carne de cera

arde con flama de pasión

como gran cirio de la Inquisición.

 

Se siente Emperatriz en las verbenas

y en la profunda ergástula de sus amantes, Reina,

y aspira como ídolo copales y alhucemas.

 

Caen los besos, de sus ojeras a la sombra,

en el ávido surco de su boca

y sus senos se hinchan

como si fueran a brotar dos rosas…

 

En su vientre está la equino-cáctea,

en su vientre infecundo

¡tan blanco como la Vía Láctea

llena de mundos…!

 

Sus pésames aúllan con los coyotes de la sierra

y su máscara estampada de flores

cubre una sonrisa de hiena.

 

Como submarinas medusas

en espejismos de Atlántidas

ruedan sus ojos en blanco

 

cuando entre blasfemias roncas

su hombre se rinde entre sus brazos

como un ahorcado en una horca.

 

Nada hay

tan semejante a una chinampa florida

como su carne escondida

bajo tápalos de Catay…

 

Y a ella toda, como la gran curva de luz

del cohete que en silencio vuela

y suspende, doblado en festón de saúz,

un jardín milagroso en la plazuela

 

a tiempo que a la vera de la vieja casona

esquiva la Llorona  

su fluido cuerpo de lémur

y su quejido doliente y vano

 

como de flauta hecha en un fémur

humano…

 

Juan José Tablada

3 de abril de 1871

Ciudad de Mexico – Méjico

DESTINO ALEGRE

DESTINO ALEGRE

 

Nos han abandonado en medio del camino.

Entre la luz íbamos ciegos.

Somos aves de paso, nubes altas de estío,

vagabundos eternos.

Mala gente que pasa cantando por los campos.

Aunque el camino es áspero y son duros los tiempos,

cantamos con el alma. Y no hay un hombre solo

que comprenda la viva razón del canto nuestro.

 

Vivimos y morimos muertes y vidas de otros.

Sobre nuestras espaldas pesan mucho los muertos.

Su hondo grito nos pide que muramos un poco,

como murieron todos ellos,

que vivamos deprisa, quemando locamente

la vida que ellos no vivieron.

 

Ríos, furiosos, ríos turbios, ríos veloces,

(Pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho.)

Mordemos las orillas, derribamos los puentes.

Dicen que vamos ciegos.

 

Pero vivimos. Llevan nuestras aguas la esencia

de las muertes y vidas de vivos y de muertos.

Ya veis si es bien alegre saber a ciencia cierta

que hemos nacido para esto.

 

José Hierro

3 de abril de 1922

Madrid