viernes, 25 de noviembre de 2022

EN LO GRIS

 


EN LO GRIS

 

Miraba lejos, mirada perdida,

tez apagada, sin brillo, sin lágrimas,

dilucidaba pasados en su testa,

recorría espantos por su sien,

un papel arrugado entre las manos,

un anillo rodaba de un dedo a otro,

una pena acompañaba la comisura de los labios.

Tenía la sonrisa rota,

le rodeaba un halo de solitaria entereza,

tomaba el frío a cucharadas del tiempo

mientras el mundo ignoraba su presencia.

Bajo un abrigo deslucido

caminaba sin mirar atrás,

tampoco buscaba aliento hacia delante,

nada le hacía regresar al punto de partida.

Decidió partir hacia la nada,

perdida,

tambaleándose entre el bien y el mal,

sin distinguir el color de la esperanza,

sin saber si el sol

volvería al tragaluz de su ventana,

sin esperar la flor de la noche

que perdió su destino escrito,

rubricado ante la magna estirpe.

Volvía cada tarde a mirar el horizonte

desvaneciéndose al terror de la oscuridad

y degollaba deseos apaleados

entre las flores del espinoso lecho

como único resquicio de esperanza.

Aturdida, sus alas rotas, su alma vacía,

el recuerdo llama a la puerta

y rompe la trémula desfachatez de una fuerza

envolviendo la palabra deliberada del adiós.  

Deliberada ante la tremebunda sospecha

del urdidor de la tiranía,

el semblante denostador de los días de  miel,

los que marcaron el camino de golpes en la sien

y magulladuras en el alma.

Ella da pasos a la deriva,

en la invisibilidad de muchedumbres a diario,

algún dedo la señala

como quien apunta el ocaso de los días

sin saber si una sábana fresca

la recogerá al final de la tarde.

Camina sola,

apenas tiene firmeza en los pies,

apenas le sostienen las vértebras,

en la curva de su espalda

guarda la carga del error, el peor,

el mundo apenas la conoce, apenas la ve,

ni siquiera sabe su nombre,

no importa que uno más

sume a la lista de la macabra noticia,

nadie lo sabía,

todos ciegos ante el beligerante suceso.

Nadie escuchaba su grito en silencio,

ni veía su sombra gris.

Nadie. Mas todos, cómplices.

 

Gloria Gómez

Cuadro de Edwuard Hopper

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