13 DE FEBRERO
INGRATITUD
Apurando el final de la noche,
acaece el sopor noctámbulo,
el retoque de palabras vanas,
azotando el recodo del día asemejaban los
sueños
a la desfachatez de la grosería.
Noche sin campanas,
tules rasgados a la codicia
suplementan el idilio en fauces paupérrimas
desglosando simplezas agónicas en el desboque
de la yegua,
atravesando enfoques en la cloaca de la
entrepierna.
Súbitos entremeses afloran en la asamblea del
devenir,
austera en la parquedad y notoria en el
dispendio
de vocablos sin discernimiento,
ahoga en la tarde el rencor al tiempo
desvencijado
entre los señuelos desafinados en el páramo de
lo pueril.
Afronta a seres indeterminados la osadía
desparramada
en el fruto del licor, al olvidar el nomine de
abolengo
en los entuertos gaznates de tardes a la
espera de subir al último peldaño.
Recoger el trofeo era su único deseo,
lanzar la mirada por el borde hacia abajo,
reconociendo larvas asumidas al olor de sus
zapatos,
mas a veces la hoja caduca pierde su tersura
antes de llegar el estío,
así como los prosélitos ilustrados, pierden el
brillo
antes de recibir el debito rebato.
Amiga, amigo,
las hormigas solo invaden pasadizos para
llegar a su costado,
el pie de herradura, paseando su petulancia,
somete el sendero a sus escarpias de metal,
pero eso no lo hace más refinado ni más noble.
Gloria Gómez Candanedo
Cuadro: "Corazón de invierno" de Miguel O. Menassa
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