RIMA LVI
Hoy como ayer, mañana como
hoy
¡y siempre igual!
Un cielo gris, un
horizonte eterno
y andar… andar.
Moviéndose a compás como
una estúpida
máquina el corazón;
la torpe inteligencia del
cerebro
dormida en un rincón.
El alma, que ambiciona un
paraíso,
buscándole sin fe;
fatiga sin objeto, ola que
rueda
ignorando por qué.
Voz que incesante con el
mismo tono
canta el mismo cantar,
gota de agua monótona que
cae
y cae sin cesar.
Así van deslizándose los
días
uno de otros en pos,
hoy lo mismo que ayer… y
todos ellos
sin gozo ni dolor.
¡Ay! ¡a veces me acuerdo
suspirando
del antiguo sufrir!
¡Amargo es el dolor pero
siquiera
padecer es vivir!
Gustavo Adolfo Bécquer
17 de febrero de 1836
No hay comentarios:
Publicar un comentario
poesia