A UNA MUJER QUE PONÍA LOS CUERNOS
AL CONDE
Lágrimas de embuste
más me endurecen,
pues regados con ellas
mis cuernos crecen.
Niña del negro cabello
y de muchos corazones
lloras los cuernos que
pones,
aquí te caigan en ello.
Quieres que vuelva mi
cuello
al yugo de tus engaños,
cuando me avisan mis daños
y desengaños me ofrecen,
que con lágrimas falsas
mis cuernos crecen.
Viví un tiempo enamorado,
mas ya sin culpa o
castigo,
cuanto escribo y cuanto
digo
es efecto recatado;
que un cuerno ratificado
con embustes, y de su
dueño,
dará que sentir a un leño,
que lágrimas no merecen
cuando riegan cuerno,
mis cuernos crecen.
Conde de Villamediana
17 de agosto de 1582
Lisboa – Portugal
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