sábado, 26 de octubre de 2024

DOS EN EL CREPÚSCULO

 


DOS EN EL CREPUSCULO

 

Fluye entre tú y yo en el mirador

un claror submarino que deforma

perfiles de colinas y tu rostro.

Está en un fondo huidizo, cada gesto

tuyo es ajeno a ti; entra sin huella

y se esfuma, en el medio que cubre

cada estela, cerrándose a tu paso:

tú aquí conmigo, en este aire bajado

para sellar el sopor de las rocas.

                                                    Yo, caído

en el poder que pesa en torno, cedo

al sortilegio de no reconocer

de mí ya nada fuera de mí: si alzo

el brazo apenas, se me vuelve ajeno

mi acto, se parte en un cristal, ignota

y oscurecida memoria, y ya

el gesto no me pertenece; si hablo,

yo escucho atónito aquella voz

descender a su gama más remota

o muerta en el aire que no la sostiene.

Así, en el punto que resiste a la última

consunción de la luz,

dura el desmayo; y luego un soplo eleva

los valles en frenético temblor

y arranca de las frondas un rumor

muy leve que se extiende

entre rápidos humos y las luces primeras

dibujas los muelles.

                                     …las palabras

entre nosotros caen suaves. Te miro

en un blando reflejo. Yo no sé

si te conozco; sé que nunca estuve

de ti tan separado como en este tardío

retorno. Unos instantes han quemado

todo de nosotros: salvo dos rostros,

dos máscaras donde se graba una sonrisa

desganada.

 

Eugenio Montale

12 de octubre de 1896

Milán – Italia

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