LA BOCA
Boca que arrastra mi boca:
boca que me has arrastrado
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.
Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y
blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las
alas
hacia arriba y hacia
abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la gama sangrante
dos fúlgidos aletazos.
El labio de arriba el
cielo
y la tierra el otro labio.
Beso que rueda en la
sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus
párpados.
Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los
campos.
¡Cuánta boca enterrada,
sin boca, desenterramos!
Beso en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por
tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos,
recuerdos,
besos distantes y amargos.
Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito parece
que sobre mí se ha
volcado.
He de volverte a besar,
he de volver, hundo,
caigo,
mientras descienden los
siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos y enamorados.
Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres
palabras,
tres fuegos ha heredado:
vida, muerte, amor. Ahí
quedan
escritos sobre tus labios.
Miguel Hernández
10 de octubre 1910
Orihuela (Alicante)
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