viernes, 30 de diciembre de 2022

NAVIDAD

 


NAVIDAD

 

 

Ni aquí, ni ahora. Vana promesa

de otro calor y nuevo descubrimiento

se deshace bajo la hora que anochece.

 

¿Brillan luces en el cielo? Siempre brillaron.

De esa vieja ilusión desengañémonos:

es día de Navidad. No pasa nada.

 

José Saramago

Cuadro: "La adoración de los pastores" de Murillo

 

jueves, 29 de diciembre de 2022

CREO EN LA REALIDAD

 

CREO EN LA REALIDAD

 

 

Me han llorado los ojos, pero he visto.

Caminé con los párpados alerta

y con ellos abiertos aún resisto.

Que lo real encuentr
e así una puerta.

 

Sé cómo suena el mundo cuando gira

alrededor de un hombre en pie de lucha.

Sé también cómo suena la mentira

y el corazón que escucha.

 

Sápida fue la vida poco a poco

dejándome dulzuras y amargores.

La vida al fin es como un barman loco

jugando a hacer alquimia de sabores.

 

He percibido bajo los aromas

el humo de las cosas al ocaso.

El olfato conoce los idiomas

de todo, a redroviento, paso a paso.

 

Y nacieron las formas dulces, suaves,

ásperas, esquinadas, en mis dedos.

Alguna vez toqué y quemé mis naves.

Otras toqué, y me llené de miedos.

 

Mi lengua y mis oídos y mis manos,

mi nariz y mis ojos, interrogan.

La realidad les da sus soberanos

argumentos. Dialogan.

 

Ante estos cinco jueces he tenido

frente a las cosas un duro careo.

Olí, toqué, gusté, y vi y he oído.

Testigo soy. En la realidad creo.

 

Leopoldo de Luis

Cuadro de Ignacio Zuloaga

 

miércoles, 28 de diciembre de 2022

LA MANO EN EL COSTADO

 


LA MANO EN EL COSTADO

              

 

Como Tomás, mete tu mano y dime

si no es la llaga viva lo que tocas.

Lo que palpan tus dedos son las bocas

de una múltiple herida que redime

 

del sueño y su inventado paraíso.

La vida es una llaga siempre abierta.

Mientras la toques es que no está muerta

tu mano, que aún te asiste el compromiso

 

con esa realidad: dolor y herida

y el hermoso tesón de ir desangrado

y a media muerte, pero enamorado

por el costado de la media vida.

 

Tocar. Creer. Las cosas su frontera

yerguen y cuerpo a cuerpo la cruzamos.

Arrancando los más hermoso ramos

tocamos nuestra propia Primavera.

 

En las manos esta todo el secreto.

El mundo que buscamos es tangible

y hay un solo minuto irrepetible

para alcanzar su límite concreto.

 

Quiero tocar la vida. Es una rosa

abierta en un costado. Es un camino

por el que ir tanteando, peregrino

hacia la identidad de cada cosa.

 

Leopoldo de Luis

NACIMIENTO DE CRISTO

 


NACIMIENTO DE CRISTO

 

 

Un pastor pide teta por la nieve que ondula

blancos perros tendidos entre linternas sordas.

El Cristito de barro se ha partido los dedos

en los tilos eternos de la madera rota.

 

¡Ya vienen las hormigas y los pies ateridos!

Dos hilillos de sangre quiebran el cielo duro.

Los vientres del demonio resuenas por los valles

golpes y resonancias de carne de molusco.

 

Lobos y sapos cantan en las hogueras verdes

coronadas por vivos hormigueros del alba.

La luna tiene un sueño de grandes abanicos

y el toro sueña un toro de agujeros y de agua.

 

El niño llora y mira con un tres en la frente,

San José ve en el heno tres espinas de bronce.

Los pañales exhalan un rumor de desierto

con cítaras sin cuerdas y degolladas voces.

 

La nieve de Manhattan empuja los anuncios

y lleva gracia pura por las falsas ojivas.

Sacerdotes idiotas y querubes de pluma

van detrás de Lucero por las altas esquinas.

 

Federico García Lorca

 

 

jueves, 22 de diciembre de 2022

TODOS FUIMOS LEGIONARIOS

 


TODOS FUIMOS LEGIONARIOS

 

Decid de mi algún día: no estuvo en las trincheras,

pero escuchó el tronar de los cañones

contra los muros almenados,

y la explosión de las granadas.

Su espíritu clemente

combatió y en verdad estuvo allí.

 

El día en que una lluvia de luceros

carnívoros y crueles fue arrojada

sobre los muros de Hiroshima,

todo su impacto y su impiedad sufrí.

 

Y al disiparse aquellas nubes ácidas

y aclarar en los cielos y los montes,

entre un ciclón de ruinas y cadáveres

mi cuerpo incinerado estaba ahí.

 

Contad que estuve en todos los campos de batalla,

mas invisible en las trincheras fuí.

La sangre fría, el suero de las úlceras

y el llanto de los mártires bebí.

 

Sudé en silencio lágrimas antiguas.

Ya el llanto de los hombres no es así.

 

Legionario de aéreas barricadas,

las viejas catedrales defendí.

 

Contad esto que os digo y que pudiera

ser la verdad de lo que yo sentí:

no haber estado nunca en las trincheras,

y sin embargo cómo combatí.

 

Estuve en las Ardenas y en Cherburgo,

y en Inglaterra bombardeado fui.

 

Y aquel día en que huyeron sus ejércitos

en Dunquerque, entre lágrimas partí,

y el día en que tornaron invasores

a defender la libertad, volví.

 

En uno de esos campos de batalla,

catead la tierra, por si estuve allí.

meted la punta de la espada al fondo;

y si tocáis un cuerpo sepultado,

por un segundo meditad en mí.

 

Pudieran ser mis huesos, mi carroña,

lo que se pudre abandonado ahí.

Clavad entonces una bayoneta

sobre ese promontorio sin ventura,

cual otros que en Italia conocí,

y ponedle la gorra de un soldado,

o algún recuerdo que perdure aquí.

 

¿Quién se pudre allá abajo? ¡Quién lo sabe!

¡Un compañero, como tantos vi!

Tal vez un héroe incógnito, o yo mismo

que fui un hombre de paz… y combatí;

que no estuve jamás en las trincheras,

y sin embargo cómo padecí.

 

Nadie supo mi nombre. El mundo ignora

cuanto es pequeño. Referidlo así.

 

Germán Pardo García

Del libro: “El defensor”

Cuadro: "la Rendición de Breda" de Diego Velázquez

martes, 20 de diciembre de 2022

PADRENUESTRO

 


PADRENUESTRO

 

Para uso de los trabajadores

 

A Margarita Barreto de Corona

 

 

¡Padre nuestro que está aquí en la tierra!

¡Que nuestras manos tienes y trabajas

como nosotros cotidianamente

sobre el surco, las minas o la fábrica!

¡Padre nuestro mortal como nosotros!

¡Con nuestra frágil condición humana!

¡Sometido al dolor, al desamparo

y a la cautividad y las batallas!

¡Danos del pan que trabajaste y toma

del pan que trabajamos: esta hogaza

de trigo por nosotros conseguida,

y que en las tuyas nuestras manos hallan!

 

¡Padre nuestro tangible, que a la puerta

de los diurnos telares nos aguardas,

y nos ayudas a tejer el lino

y a dar color a la sencilla lana!

¡Padre nuestro que enseñas que la Tierra

no es un valle tristísimo de lágrimas

sino un acto de fuerza y de dominio

del hombre laboral: en esta casa

de proletarios materiales hecha,

va a extinguirse la luz como se apaga

la tarde sobre el mundo! ¡Ya es la hora

de pensar en aquellos que mañana

nos han de reemplazar en los talleres,

en los que obrero fraternal te llaman!

 

¡Ven a nosotros los trabajadores;

y en el instante en que la dulce calma

del reposo fabril nos adormece,

confía en nuestro amor! ¡Ven y descansa!

 

Germán Pardo García

Del libro: “Apolo Thermidor”

Cuadro: "La era" de Francisco de Goya

lunes, 19 de diciembre de 2022

POR LOS HUMILDES

 


POR LOS HUMILDES

                  

Yo soy vuestro poeta,

seres que fecundáis

la entraña en que se hunden vuestras manos,

con zumos de sangre y de lloro.

Yo soy vuestro poeta,

¡oh seres que esperáis

la aparición de un signo fraternal,

tras el alba que enciende sus antorchas de oro!

 

Yo soy vuestro poeta,

manos esclavizadas.

Yo soy vuestro poeta,

¡oh plantas desgarradas

por el Dolor que azota los Destinos!

Vuestro labio no reta,

más, allá en donde brota el anhelo

de la liberación,

vuestros ojos exhaustos se levantan al cielo,

bajo el Dolor que azota los Destinos.

 

En la noche sin astros

mientras voces de súplica llevan los vientos,

van quedando unos rastros

cruentos…!

 

¡En la noche sin astros

hay senos que tiemblan de frío,

y labios hambrientos

que oprimen el fruto de carne, vacío..!

 

Yo soy vuestro poeta,

seres que fecundáis vuestras entrañas

con zumos de sangre y de lloro.

Yo soy vuestro poeta,

manos esclavizadas.

Yo soy vuestro poeta,

¡oh plantas desgarradas!

mas, allá, en donde brota el anhelo

de mi propia liberación,

hay un labio que reta

y unos ojos que ven en el cielo

signos de redención,

tras el alba que enciende sus antorchas de oro.

 

Germán Pardo García

Cuadro: "Las espigadoras" de Jean François Millet

 

domingo, 18 de diciembre de 2022

NAVIDAD

 


NAVIDAD

 

 

El humus gratina la despedida,

vapores e inciensos fluyen entre los tejados,

el tamiz prepara el recibimiento del solsticio

aderezando el pan,

el aroma recorre las calles de un ayer,

flores y salmos acogen el entorno,

luces y sombras se repiten.


Almas se encuentran en las estaciones,

algunos adioses no vuelven

quizá estén lejos o quizá muy cerca,

palabras evocan en torno a la mesa

aderezando el llanto y otros cánticos.


Alguna emoción recorre las venas, ahoga la sien.

Visita inesperada acorta la fluidez de la distancia.

El retrato en la pared recuerda que hubo otros amores,

otras chanzas y otros retos.


Es hora de pláticas y odiseas entre la sangre,

la inocencia destella en alguna mirada con ilusión

por abrazar lo nuevo y alcanzar lo etéreo.


Una vez más el deseo flota como el espejismo

sin saber cómo atrapar sus garras

y no dejar escapar un resquicio de paz,

la mirada del anciano reflejada en el niño,

el hermano ausente que llama a la puerta,

el hijo que trae el sosiego en el hombro.


El calendario asoma de nuevo a otra luz,

la esperanza se viste con un traje distinto,

el ímpetu aflora como en cada comienzo.

 

Gloria Gómez

Diciembre 2022

AQUELLAS SOPAS DE AJO

 


AQUELLAS SOPAS DE AJO

 

 

Ha llegado el sabor de las sopas de ajo

en el amanecer de los presidios.

Por la tristeza de las galerías

hay un rumor de pies y de bocas hambrientas

hacia los patios de las formaciones.

 

De negros pozos sube el vaho fétido.

El sabor de la sopa en cada lengua

como una comunión sacrílega. Revuelve

los estómagos sucos. A esto sabe

el rencor de los otros y la sangre

perdida. Es el sabor de la denuncia.

Es el sabor del miedo y la derrota.

 

No es un espejo el alba macilenta

por la tierra entre llanos

que aún cuartea la helada.

No nos vemos el hueco de la boca

hacia el sabor del odio

digo el de sopas de ajo entre fusiles.

 

Leopoldo de Luis

 

sábado, 17 de diciembre de 2022

HUELES DE UNA MANERA DIFERENTE

 


HUELES DE UNA MANERA DIFERENTE

 

 

Hueles de una manera diferente.

Amar es una forma de olor. El cuerpo impone

su presencia de aroma que subleva

esa selva, ese bosque

que somos.

No te veo.

No llego a tu contacto. Llegan flores

raras, deshechas, invisibles.

Certidumbre de ti en medio de la noche.

 

Un salvaje rosal es tu olor. Una

paloma es, y su vuelo recorre

hasta mí el aire. Una

profunda cabellera esparcida en el borde

de mi memoria.

Tu enredada aroma

entre mis dedos algo tuyo esconde.

Hasta mí llegas cada día hecha

olor enmarañado de azucenas y aloes.

 

Trasminas existencia. Te declaras

realidad amorosa que responde

a mi busca. Llamada

que su contestación en mi recoge.

 

Rastro exhalado, huella

reconocible, evanescente torre

de olorosa verdad. Humana aroma

de mujer junto al hombre.

 

Amar es una forma de olor. Llegas

fragante. Llego. Nos acoge

la onda que huele a vida enamorada,

a claveles que en dos bocas se rompen.

 

Leopoldo de Luis

jueves, 15 de diciembre de 2022

RETORNOS DEL AMOR EN LAS ARENAS

 


RETORNOS DEL AMOR EN LAS ARENAS

 

 

     Esta mañana, amor, tenemos veinte años.

Van voluntariamente lentas, entrelazándose

nuestras sombras descalzas camino de los huertos

que enfrentan los azules del mar con sus verdores.

Tú todavía eres casi la aparecida,

la legada una tarde sin luz entre dos luces,

cuando el joven sin rumbo de la ciudad prolonga,

pensativo, a sabiendas el regreso a su casa.

Tú todavía eres aquella que a mi lado

vas buscando el declive secreto de las dunas,

la ladera recóndita de la arena, el oculto

cañaveral que pone

cortinas a los ojos marineros del viento.

     Allí estas, allí estoy contra ti, comprobando

la alta temperatura de las olas felices,

el corazón del mar ciegamente ascendido,

muriéndose en pedazos de dulce sal y espumas.

Todo nos mira alegre, después, por las orillas.

Los castillos caídos sus almenas levantan.

Las algas nos ofrecen coronas y las velas,

tendido el vuelo, quieren cantar sobre las torres.

    Esta mañana, amor, tenemos veinte años.

 

Rafael Alberti

Del libro “Retornos de lo vivo lejano”

martes, 13 de diciembre de 2022

SOÑAR, SOÑAR SIEMPRE

 


SOÑAR, SOÑAR SIEMPRE

 

 

Has jugado y perdiste: eso es la vida.

El ganar o perder no importa nada;

lo que importa es poner en la jugada

una fe jubilosa y encendida.

 

Todo lo amaste y todo sin medida.

¿Cómo puedes sentirte defraudada

si fuiste por amor crucificada

con un clavo de luz por cada herida?

 

Sobre urdimbres de olvido van tejiendo

lanzaderas de ensueño otra esperanza

de un morir cotidiano renaciendo.

 

Porque un nuevo entusiasmo nos transporta

a otro ensueño entrevisto en lontananza

y en la vida, el soñar, es lo que importa.

 

Lucía Sánchez Saornil

 

lunes, 12 de diciembre de 2022

UNA GOTA DE ROCÍO

 


UNA GOTA DE ROCÍO

 

 

Lágrima viva de la fresca aurora,

a quien la mustia flor la vida debe,

y el prado ansioso entre el follaje embebe;

gota que el sol con sus reflejos dora.

 

Que en la tez de las flores seductora

mecida por el céfiro más leve,

mezclas de grana tu color de nieve

y de nieve su grana encantadora:

 

Ven a mezclarte con mi triste lloro,

y a consumirte en mi mejilla ardiente;

que acaso correrán más dulcemente

 

la lágrimas amargas que devoro

mas ¡qué fuera una gota de rocío

perdida entre el raudal del llanto mío…!

 

Carolina Coronado

domingo, 11 de diciembre de 2022

50 AÑOS

 

50 AÑOS.

A Alejandra Menassa de Lucía

 

La redondez empaña la piel de dulce armonía,

la suma de los días

delimitan la aventura

a lo cierto entre bagajes del tiempo,

las líneas se cruzan trazando la geografía,

dejando el rastro del amor,

la fuerza de la pasión

y el engranaje de un saber que el pasado

queda atrás ante lo bello por llegar.

 

La frente despeja el horizonte alboreado,

el reloj de arena circunda los vestigios de la ciencia,

el adalid del verso colma el medio siglo de andadura

ante los ojos del seno,

el camino recorrido como ensayo

fluctúa en la madurez de una sonrisa

sin remilgo y sin omisión,

la sensatez acopia la noche devaneando erotismo

entre sensualidad y apogeo con la sazón del deseo.

 

Medio siglo, cincuenta años, no es nada,

sin el acorde de la melodía,

sin la calidez de la palabra,

preparando el siguiente verso,

el sucesivo encuentro con otros delirios,

otras querencias y otros portes a la suma de la era.

 

Llegar hasta aquí con la elegancia conferida,

con el aporte delicado del veredicto,

la convexidad de noches bajo la luna

esperando el retorno,

la cautela agostada en adioses adversos;

atavían el atuendo preparando

el próximo recorrido

con la sutileza propia de un vergel.

 

El brindis por la dilación del entorno comedido

entre la inherencia circunvalando

ciencia, pasión, voz y versos,

germina en el numen enredado en este poema.

 

Gloria Gómez Candanedo

viernes, 9 de diciembre de 2022

EL ALMA QUE NO AMAINA

 


EL ALMA QUE NO AMAINA

 

 

Asomada a mi garganta

contemplo la selva de mi interioridad

azotada de viento,

erosionada por múltiples inundaciones.

 

Dicen que el tiempo lima las protuberancias del alma,

igual que el agua de los ríos torna en suave mejilla

el contorno de las piedras.

Que la memoria aprende a ojos cerrados el inmutable perfil de las riberas

y un día de tantos se llega al final de lo impredecible.

 

Pero yo no parezco encontrar certidumbres en la madurez.

Cuando mis ojos penetran en el follaje del pecho

donde se agazapa mi corazón

las veredas holladas, una y otra vez por mis pasos

son como el pasto lleno de tigres de Rousseau.

Humedades, estaciones imprevistas

atizan la floración de selvas inmediatas

y árboles sin experiencia

ingenuos escaladores del cielo

batallan rama a rama por un claro

desde donde asomarse

al lugar que vislumbraron

cuando soñaban germinar.

 

No presiento en mí el instinto migratorio

apartándome de estos bosques fecundos

donde las experiencias se acumulan cual trozas

olorosas a detritus;

donde la mano del huracán me abate con palmeras

y no hay otra manera de enfrentar a los insectos

que la desnudez.

 

De tiempo en tiempo pienso en terrazas frente al mar

donde sentarme a envejecer

pienso en la visión de las copas de los árboles,

percibida en el silencio.

Pero los tucanes y oropéndolas

el jaguar y el ocelote

lo primitivo y salvaje que ha quedado sin revelar

esgrime su irresistible tentación tras la tersa ilusión del horizonte.

 

Viajera en pos de lo profundo e ignoto.

Mujer con el alma agujereada por los colibríes

desecho la memoria del desván donde guardé escudos y encantamientos

para proteger esta piel vulnerable al rasguño

y abrazo vociferante y temblando

el huracán, el tornado, la tormenta.

 

Desde la espesura de mis pulmones

reclamo sin arrepentimientos

la carne viva, las llagas

el ojo sin miedo

de la juventud.

 

Gioconda Belli