50 AÑOS.
A Alejandra Menassa de Lucía
La redondez empaña la piel de
dulce armonía,
la suma de los días
delimitan la aventura
a lo cierto entre bagajes del
tiempo,
las líneas se cruzan trazando
la geografía,
dejando el rastro del amor,
la fuerza de la pasión
y el engranaje de un saber que
el pasado
queda atrás ante lo bello por
llegar.
La frente despeja el horizonte
alboreado,
el reloj de arena circunda los
vestigios de la ciencia,
el adalid del verso colma el
medio siglo de andadura
ante los ojos del seno,
el camino recorrido como
ensayo
fluctúa en la madurez de una
sonrisa
sin remilgo y sin omisión,
la sensatez acopia la noche
devaneando erotismo
entre sensualidad y apogeo con
la sazón del deseo.
Medio siglo, cincuenta años,
no es nada,
sin el acorde de la melodía,
sin la calidez de la palabra,
preparando el siguiente verso,
el sucesivo encuentro con
otros delirios,
otras querencias y otros
portes a la suma de la era.
Llegar hasta aquí con la
elegancia conferida,
con el aporte delicado del
veredicto,
la convexidad de noches bajo
la luna
esperando el retorno,
la cautela agostada en adioses
adversos;
atavían el atuendo preparando
el próximo recorrido
con la sutileza propia de un
vergel.
El brindis por la dilación del
entorno comedido
entre la inherencia
circunvalando
ciencia, pasión, voz y versos,
germina en el numen enredado
en este poema.
Gloria Gómez Candanedo
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