POEMA 365
Te di mi amor, todo el que
pude y, a veces, un poco más.
Tomé tus amores, me
apropié de algún saber
y, a veces, adquirí e goce
impensable.
Jugué a cantar, bailé con
tu cadera y algunas noches
esperé tu cuerpo abrazando
la piel del tiempo,
a veces gané y otras
aprendí a soñar.
Contraté y alquilé
mentiras al postor del futuro:
por tres sonrisas al
minuto compré doce colores al día
y, sin ceder un solo
músculo al presente,
sostuve terraplenes en la
voz del tiempo.
Nací y enterré sombras,
recuerdos que vuelan en tu cuello
de hambre cuando la marea
gime soledad de roca
en el desierto.
Presencié en directo todos
los horrores del poder,
denuncié con sorna y me
burlé con todas las letras del cínico
y, a veces, sentí odio.
Agradezco su vital presencia
de humanidad.
Viajé confundiendo
horarios y equivoqué camas sin destino
bocas besé, alimenté
familias sin hogar y me indultaron
por viejo, por extranjero
y español sin bandera.
Descubrí niños, haciendo
magia, con mirada de asombro.
Atendí el diagnóstico
imposible y la causa perdida del ayer.
Las flores, las mujeres,
los jóvenes crecían a la velocidad
del sueño, arrancando
melodías a cuatro manos al verso.
Y una vez… firmé un
autógrafo, rubricando la herencia final.
Carlos Fernández del Ganso
Del libro: “El amanuense”
Poema leído en la presentación del libro: "El amanuense" en la Casa de León de Madrid el 11 de octubre de 2024.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
poesia