viernes, 31 de enero de 2025

COMO SI NUNCA HUBIERA SIDO MÍA...



COMO SI NUNCA HUBIERA SIDO MÍA…

 

Como si nunca hubiera sido mía,

dad al aire mi voz y que en el aire

sea de todos y la sepan todos

igual que una mañana o una tarde.

Ni a la rama tan sólo abril acude

ni el agua espera sólo el estiaje.

¿Quién podrá decir que es suyo el viento,

suya la luz, el canto de las aves

en el que esplende la estación, más cuando

llega la noche y en los chopos arde

tan peligrosamente retenida?

¡Que todo acabe aquí, que todo acabe

de una vez para siempre! La flor vive

tan bella porque vive poco tiempo

y, sin embargo, cómo se da, unánime,

dejando de ser flor y convirtiéndose

en ímpetu de entrega. Invierno, aunque

no esté detrás la primavera, saca

fuera de mí lo mío y hazme parte,

inútil polen que se pierde en tierra

pero ha sido de todos y de nadie.

Sobre el abierto páramo, el relente

es pinar en el pino, aire en el aire,

relente sólo para mí sequía.

Sobre la voz que va excavando un cauce

qué sacrilegio éste del cuerpo, éste

de no poder ser hostia para darse.

 

Claudio Rodríguez

30 de enero 1934

Zamora

 


jueves, 30 de enero de 2025

AL FUEGO DEL HOGAR

 

 


AL FUEGO DEL HOGAR

 

Aún no pongáis las manos junto al fuego.

Refresca ya, y las mías

están solas; que se me queden frías.

Entonces que rescoldo, qué alto leño,

cuánto humo subirá, como si el sueño,

toda la vida se prendiera. ¡Rama

que no dura, sarmiento que un instante

es un pajar y se consume, nunca,

nunca arderá bastante

la lumbre, aunque se haga con estrellas!

Este al menos es fuego

de cepa y me calienta todo el días.

 

Manos queridas, manos que ahora llego

casi a tocar, aquella, la más mía,

¡pensar que es pronto y el hogar crepita,

y está ya al rojo vivo,

y es fragua eterna, y funde, y resucita

aquel tizón, aquel del que recibo

todo el calor ahora,

el de la infancia! Igual que el aire en torno

de la llama también es llama, en torno

de aquellas ascuas humo fui. La hora

del refranero blanco, de la vieja

cuenta, del gran jornal siempre seguro.

¡Decidme que no es tarde! Afuera deja

su ventisca el invierno y está oscuro.

Hoy o ya nunca más. Lo sé. Creía

poder estar aún con vosotros, pero

vedme, frías las manos todavía

esa noche de enero

junto al hogar de siempre. Cuánto humo

sube. Cuánto calor habré perdido.

Dejadme ver en lo que se convierte,

olerlo al menos, ver dónde ha llegado

antes de que despierte,

antes de que el hogar esté apagado.

 

Claudio Rodríguez

30 de enero 1934

Zamora

 

 

INDOLENCIA

 



INDOLENCIA

 

¡No me digáis que sigo siendo

una pobre mujer

equivocada!

Lo sé,

y sé más cosas todavía.

Sé que he soñado tanto

que convertí en inútiles

las más puras verdades;

sé que inventé yo misma

los más altos obstáculos;

sé que la vida era otra cosa,

¡y entonces ya lo sabía!

Pero una nace a veces así, torpe

y desmesuradamente triste,

y todo cuanto

toca se le va convirtiendo en cenizas.

Porque yo tuve dieciséis años

y aspiré a ser como un dios en la tierra.  

Aspiré a dignificar a los hombres,

a enorgullecerme de mí misma.

Pero, ¡ya pasó!

Todo cuanto vosotros podáis echarme en cara,

hace mucho que yo me lo vengo repitiendo.

Extranjera en el mundo,

he contemplado la dicha de los otros

con una desesperada indiferencia.

Pero ya nada importa nada.

Aquí sigo en mi puesto,

con mi adolescente actitud de ávido hastío,

con mi lamentable corazón de muchacha

apasionadamente muerto.

¿Qué más da sentirse desdichada

si apenas queda tiempo de llorarse?

Es tarde para rectificar toda una vida

y, además,

ya lo sabéis,

soy indolente…

 

Susana March

29 de enero de 1918

Barcelona

miércoles, 29 de enero de 2025

SI MI AMOR ES TAN CAUTO QUE, A BUSCARTE...

 


SI MI AMOR ES TAN CAUTO QUE, A BUSCARTE…

 

Si mi amor es tan cauto que, a buscarte, prefiere

aguardar en la sombra tu primera llamada,

si mi tímido anhelo sabe apenas decirte

con torpe lengua el verso que me dicta la sangre.

 

Si no sé darle nombre a esta hoguera en que vivo,

ni logro desprenderme de mis cansados credos,

y ahuyento entristecida los rápidos corceles

que habrían de llevarme a tu sueño, a tus labios…

 

Si soy así, tan pobre, con mi cuerpo encendido,

encarcelado al vago fantasma de mi miedo,

el alma hecha jirones, batiendo sobre ella,

los pecados del mundo, tercamente, uno a uno…

 

Ven tú que desafías leyes, prejuicios, miedos;

tú, que llevas la vida sobre los hombros, ancha,

tú que arrasas montañas, que desnucas el mundo

con tu fuerza de macho sin fronteras ni angustias.

 

Lo mismo que las otras, yo te estoy esperando.

Sellada está mi boca; sellada mi ternura.

-¡Oh Dios, cómo rebosa este fuego, esta llama!-

Rompe tú todo sello, desgarra, libra, entra.

 

Susana March

29 de enero de 1918

Barcelona

 

LA NARANJA

 


LA NARANJA

 

¡Qué gozo da, naranja,

tenerte entre las manos!

¡Qué gozo tu volumen

que sideral, alcanzo,

como quien de la noche

llega a coger un astro!

 

Si constelas

el árbol

sobre la mesa pones

los resplandores áureos

que apartan la tiniebla,

el duelo y el quebranto.

Naranja, mundo en ciernes,

dulce globo terráqueo,

dicha redonda

al tacto.

Te miro, con delicia;

con arrobo, te palpo;

más que fruta, eres hembra

cuando apuro tus gajos.

En el balcón tu cáscara

es un rizo dorado,

tirabuzón de bella,

chorro de luz,

escándalo.

Gloriada sea la tierra

que te encendió en su parto

para que perfumases

la vida, el ser, el ámbito.

 

Antonio Oliver

29 de enero de 1903

Cartagena (Murcia)

 

MINA

 


MINA

 

Por la oscura galería

van los mineros cantando,

esperando

llegar a la luz del día.

 

El cantar va resonando

en las otras galerías.

Y el monte se va preñando

de esperanzas y armonías.

 

Ya callaron los barrenos,

ya cesó la voz del mando.

 

Caminar del nuevo día,

van cantando

por la oscura galería.

 

Antonio Oliver

29 de enero de 1903

Cartagena (Murcia)

 

domingo, 26 de enero de 2025

LAS VIEJAS CAMPANADAS

 


LAS VIEJAS CAMPANAS

 

Oigo viejas campanas que llegan del pasado,

campanas de la tarde en los pueblos tranquilos…

Campanas que no he visto, y ahora están cantándome

desde los dulces valles del pasado difunto.

 

Venid conmigo, entrad a la sombra que llega.

Cantad, pues sois tan leves que no puede decirse

si sois un sueño muerto o si es que estáis distantes,

porque la lejanía confunde espacio y tiempo.

 

Éste es el tiempo triste de nacer con recuerdos.

Cuando yo vine al mundo, habían muerto cosas

que he crecido esperando. Y yo no lo sabía,

las suponía cerca, tal vez tras de mi casa,

tal vez tras de esos montes a donde van los pájaros.

Y el rumor del poniente era su voz remota.

 

No sé, yo no sé qué eran las cosas que esperaba.

Sé que era algo sencillo. Eran dulzuras mínimas.

Quizá mañanas claras, quizá rumor de fuentes,

quizá campos amigos donde Dios paseaba,

o era el amor, a salvo del viento de la historia,

o el conversar despacio de las cosas sabidas…

 

José María Valverde

26 de enero de 1926

Valencia de Alcántara (Cáceres)

sábado, 25 de enero de 2025

ELEGÍA A LA FOTOGRAFÍA DE UNA MUCHACHA DESCONOCIDA

ELEGÍA A LA FOTOGRAFÍA DE UNA MUCHACHA DESCONOCIDA

 

Tendrías quince años cuando quedaste inmóvil

aquí, en la cartulina de suavísima niebla.

 

Te vuelves a mirarnos –con unos ojos negros,

dulces, hondos y frescos como grutas-

desde el escorzo grácil de tu cuerpo.

Dime, ¿de dónde viene tu mirada?

Habla de cosas dulces y pequeñas,

de tu vida, tu casa,

tu piso, bosque umbroso de sueños y recuerdos,

-tú eres la cierva blanca en su espesura-,

el balcón donde ves pasar las nubes,

los viejos y borrosos retratos de la sala,

las butacas de verde terciopelo gastado,

el piano, negro, mudo, con ecos, -como un pozo-,

y el bullir y las voces, apagadas

y vagas, de la sombra en los rincones…

(¡Ay tus sueños de niña!

¡Cómo están en el fondo de tus ojos

muriendo dulcemente!

Estrenabas la vida; aquel día morías y nacías.

Y aquí, en este retrato,

frente al blanco camino,

dejaste tu niñez en la mirada.)

Esa luz que ha quedado contigo prisionera

en tu clara laguna,

es la luz que conservan

las cosas de la abuela puestas en la vitrina.

 

Ya te habrás olvidado. ¡Qué muerta estás aquí!

¿Dónde estarás ahora?

…Días, calles, olvidos, amores y tristezas,

relojes, calendarios, trajes, cuerpos, ventanas,

tejas, lluvias, tarjetas, zapatos ya gastados,

tranvías, ruedas, nubes, sueños, tardes, mañanas,

inviernos y veranos, rosas secas, revistas,

muertos, libros, silencios, músicas, frisas, llantos,

arroyos y caminos, montañas, bosques, mares,

y un montón de minutos iguales como arenas me

separan de ti.

Pero en mi orilla queda tu retrato olvidado.

 

…Tendrías quince años. Yo, entonces, estaría

paseando mis sueños de niño no sé dónde.

¿Dónde estarás ahora?

Oh muchacha lejana que quizá hubiera amado

de no ser por el tiempo, el tiempo… siempre el tiempo…

 

José María Valverde

26 de enero de 1926

Valencia de Alcántara (Cáceres)

 

 


viernes, 24 de enero de 2025

INCOMUNICADOS

INCOMUNICADOS

 

Hoy fue un día en que nada amable sucedió.

No hubo incendios de mi piel al lado de la tuya,

sino más bien la inquietante sensación

de que en la vida que juntos transcurrimos

uno de los dos era agua

y el otro, tenaz y denso aceite.

En tiempos como estos

las palabras abundan y cruzan de mi lado a tu lado

sin efecto y sin rastro.

De lo dicho solo permanece al chasquido de las vocales

y las consonantes,

el sonido del látigo inútil,

el aire a fieras sueltas e indomables.

Múltiples argumentos

van y vienen sobre el pasillo oscuro

donde alguien cerró todas las puertas.

 

Gioconda Belli

Cuadro de Edgar Degas

 

 


jueves, 23 de enero de 2025

CUANDO YO AÚN SOY LA VIDA

 


CUANDO YO AÚN SOY LA VIDA

 

La vida me rodea, como en aquellos años

ya perdidos, con el mismo esplendor

de un mundo eterno. La rosa cuchillada

de la mar, las derribadas luces

de los huertos, fragor de las palomas

en el aire, la vida en torno a mí,

cuando yo aún soy la vida.

Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos,

y un amor fatigado.

 

¿Cuál será la esperanza? Vivir aún;

y amar, mientras se agota el corazón,

un mundo fiel, aunque perecedero.

Amar el sueño roto de la vida

y, aunque no pudo ser, no maldecir

aquel antiguo engaño de lo eterno.

Y el pecho se consuela, porque sabe

que el mundo pudo ser una bella verdad.

 

Francisco Brines

22 de enero de 1922

Oliva (Valencia)

miércoles, 22 de enero de 2025

EL POR QUÉ DE LAS PALABRAS

 


EL POR QUÉ DE LAS PALABRAS

 

No tuve amor a las palabras;

si las usé con desnudez, si sufrí en esa busca,

fue por necesidad de no perder la vida,

y envejecer con algo de memoria

y alguna claridad.

 

Así uní las palabras para quemar la noche,

hacer un falso día hermoso,

y pude conocer que era la soledad el centro de este mundo.

Y sólo atesoré miseria,

suspendido el placer para experimentar una desdicha nueva,

besé en todos los labios posada la ceniza,

y fui capaz de amar la cobardía porque era fiel y era digna del hombre.

 

Hay en mi tosca taza un divino licor

que apuro y que renuevo;

desasosiega, y es

                         remordimiento;

tengo por concubina a la virtud.

No tuve amor a las palabras,

¿cómo tener amor a vagos signos

cuyo desvelamiento era tan sólo

despertar la piedad del hombre para consigo mismo?

 

En el aprendizaje del oficio se logran resultados:

llegué a saber que era idéntico el peso del acto que resulta de

                                                 lenta reflexión y el gratuito,

y es fácil desprenderse de la vida, o no estimarla,

pues es en la desdicha tan valiosa como en la misma dicha.

 

Debí amar las palabras;

por ellas comparé, con cualquier dimensión del mundo externo:

el mar, el firmamento,

un goce o un dolor que al instante morían;

y en ellas alcancé la raíz tenebrosa de la vida.

Cree el hombre que nada es superior al hombre mismo:

ni la mayor miseria, ni la mayor grandeza de los mundos,

pues todo lo contiene su deseo.

 

Las palabras separan de las cosas

la luz que cae en ellas y la cáscara extinta,

y recogen los velos de la sombra

en la noche y los huecos;

mas no supieron separar la lágrima y la risa

pues eran una sola verdad,

y valieron igual sonrisa, indiferencia.

Todos son gestos, muertes, son residuos.

 

Mirad el sigiloso ladrón de las palabras,

repta en la noche fosca,

abre su boca seca, y está mudo

 

Francisco Brines

22 de enero de 1922

Oliva (Valencia)

lunes, 20 de enero de 2025

DE OTOÑO

 

DE OTOÑO

 

Yo sé que hay quienes dicen: ¿por qué no canta ahora

con aquella locura armoniosa de antaño?

Esos no ven la obra profunda de la hora,

la labor del minuto y el prodigio del año.

 

Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,

cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.

Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:

¡dejad al huracán mover mi corazón!

 

Rubén Darío

18 de enero de 1867

Metapa – Nicaragua

 

VOY A CONFIARTE, AMADA...

 

VOY A CONFIARTE, AMADA…

 

Voy a confiarte, amada,

uno de los secretos

que más me martirizan. Es el caso

que a las veces mi ceño

tiene en un punto mismo

de cólera y esplín los fruncimientos.

O callo como un mudo,

o charlo como un necio,

suplicando  el discurso

de burlas, carcajadas y dicterios.

¿Qué me miran? Agravio.

¿Me han hablado? Zahiero.

Medio loco de atar, medio sonámbulo,

con mi poco de cuerdo.

¡Cómo bailan en ronda y remolino,

por las cuatro paredes del cerebro

repicando a compás sus consonantes,

mil endiablados versos

que imitan, en sus cláusulas y ritmos,

las músicas macabras de los muertos!

¡Y cómo se atropellan,

para saltar a un tiempo,

las estrofas sombrías,

de vocablos sangrientos,

que me suele enseñar la musa pálida,

la triste musa de los días negros!

Yo soy así. ¡Qué se hace! ¡Boberías

de soñador neurótico y enfermo!

¿Quieres saber acaso

la causa del misterio?

Una estatua de carne

me envenenó la vida con sus besos.

Y tenía tus labios, lindos, rojos

y tenía tus ojos, grandes, bellos…

 

Rubén Darío

18 de enero de 1867

Metapa – Nicaragua

 

sábado, 18 de enero de 2025

EL ENGAÑO A LOS OJOS

 

EL ENGAÑO A LOS OJOS

 

Con qué nobleza se revuelven

todos juntos esos muchachos

y claman por una justicia

perturbando, vociferando,

tan inocentes los carrillos,

tan fieros el porte y los pasos,

con la mirada en dirección

de un porvenir extraordinario,

pero a la vista ahora, ahora,

presente ya sobre el asfalto

de las calles estimuladas

por los rumores calculados

de esa tan filial muchedumbre,

coro de gargantas y brazos,

crédulamente fiel y dócil

--Candor por alud—al dictado

de los mayores en edad,

en crueldad y en aparato,

aún carceleros de una cárcel

donde todo queda murado,

sin salida a ningún futuro:

ni a ese que van anhelando

los que, por fin, desfilan, jóvenes,

magníficos, frente al tirano.   

 

Jorge Guillén

18 de enero de 1893

Valladolid

YA SE ALARGAN LAS TARDES, YA SE DEJA...

 

 

YA SE ALARGAN LAS TARDES, YA SE DEJA…

 

Ya se alargan las tardes, ya se deja

despacio acompañar el sol postrero

mientras él, desde el cielo de febrero,

retira al río la ciudad refleja

 

de la corriente, sin cesar pareja

-más todavía tras algún remero-

a mí, que errante junto al agua quiero

sentirme así fugaz sin una queja,

 

viendo la lentitud con que se pierde

serenando su fin tanta hermosura,

dichosa de valer cuando más tarde

 

-bajo los arreboles- hasta el verde

tenaz de los abetos y se apura

la retirada lenta de la tarde.

 

Jorge Guillén

18 de enero de 1893

Valladolid

¿QUÉ GÉNERO DE ARDOR ES EL QUE LLEGO?...

 


 

¿QUÉ GÉNERO DE ARDOR ES EL QUE LLEGO?...

 

¿Qué género de ardor es el que llego

hoy a sentir, que más parece encanto,

pues luciendo tampoco abrasa tanto

y abrasando tan mudo, arde tan ciego?

 

¿Qué género de llanto es sin sosiego

éste, que a tanto incendio no da espanto,

pues al fuego apagar no puede el llanto,

ni al llanto puede consumir el fuego?

 

Donde materia no hay, no se da llama.

Mas ¡ay! que sin materia en el abismo

una y otra aprensión es quien la inflama.

 

Luego cierto será este silogismo:

si fuego de aprensión tiene quien ama,

amor y infierno todo es uno mismo.

 

Pedro Calderón de la Barca

17 de enero de 1600

Madrid

 

 

jueves, 16 de enero de 2025

CUENTAN DE UN SABIO QUE UN DÍA...

 


CUENTAN DE UN SABIO QUE UN DÍA

 

Cuentas de un sabio que un día

tan pobre y mísero estaba,

que sólo se sustentaba

de unas hierbas que cogía.

¿Habrá otro, entre sí decía,

más pobre y triste que yo?

Y cuando el rostro volvió

halló la respuesta, viendo

que otro sabio iba cogiendo

las hierbas que él arrojó.

 

Quejoso de mi fortuna

yo en este mundo vivía,

y cuando entre mí decía:

¿habrá otra persona alguna

de suerte más importuna?

Piadoso me has respondido.

Pues, volviendo a mi sentido,

hallo que las penas mías,

para hacerlas tú alegrías,

las hubieras recogido.

 

Fragmento de La Vida es Sueño

 

 

Pedro Calderón de la Barca

17 de enero de 1600

Madrid

 

miércoles, 15 de enero de 2025

FATIGA

 


FATIGA

 

Marcho día y noche

como un parque desolado.

Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos;

miro el cielo y su hierba que aprende a cantar;

miro el campo herido a grandes gritos,

y el sol en medio del viento.

 

Acaricio mi sombrero lleno de luz especial;

paso la mano sobre el lomo del viento;

los vientos, que pasan como las semanas;

los vientos y las luces con gestos de fruta y sed de sangre;

las luces, que pasan como los meses;

cuando la noche se apoya sobre las casas,

y el perfume de los claveles gira en torno de su eje.

 

Tomo asiento , como el canto de los pájaros;

es la fatiga lejana y la neblina;

caigo como el viento sobre la luz.

 

Caigo sobre mi alma.

He ahí el pájaro de los milagros;

he ahí los tatuajes de mi castillo;

he ahí mis plumas sobre el mar, que grita adiós.

 

Caigo de mi alma.

Y me rompo en pedazos de alma sobre el invierno;

caigo del viento sobre la luz;

caigo de la paloma sobre el viento.  



Vicente Huidobro

10 de enero de 1893

Santiago – Chile

ILUSIONES PERDIDAS

 

ILUSIONES PERDIDAS

 

Hoja del árbol caída en infancia

hoja caída de rodillas

en el centro de su olvido

dulce juguete de esperanzas y relámpagos

sangrando la cabeza malherida

como las ilusiones ópticas

en su palacio de muerte inolvidable

constante barco de corazón doliente

entre naufragio y sombra apresurada.

 

Hoja del nudo caído en árbol en infancia

adónde te arrastran hoja de dulce corazón

y los excesos del fuego de las águilas visuales

hojas de las ramas calefaccionables

detenidas en el aire

prontas a podredumbre entre sus propios brazos

como las aguas embrujadas

 

Vicente Huidobro

10 de enero de 1893

Santiago – Chile

 

domingo, 12 de enero de 2025

ELLA

 


ELLA

 

Ella daba dos pasos hacia adelante

Daba dos pasos hacia atrás

El primer paso decía buenos días señor

El segundo paso decía buenos días señora

Y los otros decía cómo está la familia

 Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo.

 

Ella llevaba una camisa ardiente

Ella tenía ojos de adormecedora de mares

Ella había escondido un sueño en un armario oscuro

Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza.

 

Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos

Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla

 

Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina

Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad

Era hermosa como un cielo bajo una paloma

 

Tenía una boca de acero

Y una bandera mortal dibujada entre los labios

Reía como el mar que siente carbones en su vientre

Como el mar cuando la luna se mira ahogarse

Como el mar que ha mordido todas las playas

El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos de abundancia

Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas

Antes que el viento norte abra sus ojos

Era hermosa en sus horizontes de huesos

Con camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado

Como el cielo a caballo sobre las palomas.

 

Vicente Huidobro

10 de enero de 1893

Santiago – Chile