COMO SI NUNCA HUBIERA SIDO
MÍA…
Como si nunca hubiera
sido mía,
dad al aire mi voz y
que en el aire
sea de todos y la
sepan todos
igual que una mañana
o una tarde.
Ni a la rama tan sólo
abril acude
ni el agua espera sólo
el estiaje.
¿Quién podrá decir
que es suyo el viento,
suya la luz, el canto
de las aves
en el que esplende la
estación, más cuando
llega la noche y en
los chopos arde
tan peligrosamente
retenida?
¡Que todo acabe aquí,
que todo acabe
de una vez para
siempre! La flor vive
tan bella porque vive
poco tiempo
y, sin embargo, cómo
se da, unánime,
dejando de ser flor y
convirtiéndose
en ímpetu de entrega.
Invierno, aunque
no esté detrás la primavera,
saca
fuera de mí lo mío y
hazme parte,
inútil polen que se
pierde en tierra
pero ha sido de todos
y de nadie.
Sobre el abierto
páramo, el relente
es pinar en el pino,
aire en el aire,
relente sólo para mí
sequía.
Sobre la voz que va
excavando un cauce
qué sacrilegio éste
del cuerpo, éste
de no poder ser
hostia para darse.
Claudio Rodríguez
30 de enero 1934
Zamora