MOVILIDAD
No quiero ser lago ni
estanque cerrado,
no quiero ser parque
ni huerto murado,
quiero ser errante,
inquieta simiente,
y arroyo de clara, de
libre corriente.
Quiero ser la nube
que escapa, distante,
quiero ser el leve pétalo
ambulante,
quiero ser la brisa caprichosa
y loca;
no quiero ser árbol,
no quiero ser roca.
Soy como las hojas
que el viento conduce
al azar y deja de
pronto en el cruce
de cualquier camino;
soy lo que se esfuma:
el humo, la niebla,
la estela, la espuma.
Quiero ser lo ágil,
lo nervioso y móvil;
detesto lo absurdo
del rictus inmóvil.
Quiero ser el ave de
vuelos felices,
quiero tender alas,
no afianzar raíces.
No quiero ser rosa
que luce en un vaso
sino la fragancia que
nos sale al paso
y que un aire trae y
otro aire lleva
y no cansa nunca ni
nunca subleva.
Lo que surge donde
menos se le espera,
y huye, y no se sabe
si fue una quimera,
si fue una mentira,
si fue una verdad:
lo que gira, se
mueve, se agita y se va.
No quiero, sumisa,
ser senda trillada,
quiero ser atajo y
ruta ignorada.
No quiero ser monte e
inmóvil estar;
quiero ser la piedra
que rueda al azar
por la misteriosa
vertiente infinita
y anda, corre, salta
y se precipita.
Elisabeth Mulder
9 de febrero de 1904
Barcelona
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