domingo, 9 de febrero de 2025

NO

 

NO

 

¿Cómo quieres que deje mi vida entre tus manos

y mi jardín de sueños y mi luna y mi rosa?

¿Cómo quieres ponerle orillas a este río

que corre libre y ancho desde que yo naciera?

 

Me brindas una dulce esclavitud antigua,

dentro de tu palacio con su escudo y su torre,

y lo que necesito es un campo de trigo

por sonde se revuelque mi verso desbocado.

 

Quieres que esté pendiente de tu traje de novia,

de tu escote  redondo y tus manos sin sangre,

de las rancias visitas que vienen a tu casa

y de la barahúnda de tus antepasados.

 

Y yo estoy con mi nardo, con mi copla y mi vino,

con la muchacha alegre que vende las naranjas,

con el niño pequeño que pide la limosna,

y con el árbol que da sombra a los pájaros libres.

 

Estaría una semana besándote la mano,

elogiando marfiles y mirando vitrinas,

y de pronto, una noche, llegaría mi viento

a romper miniaturas y abanicos de encaje.

 

Mi verso es como un toro colorado y terrible

que no aguanta ni el hierro de la ganadería,

y que lo mismo baja a beber al arroyo,

que anda leguas y leguas hasta encontrar los mares.

 

Yo vivo en una choza de cartón y de nubes,

con un pino y un monte y un aljibe de sueños.

Cuando quiero un castillo, me vuelvo medio loco

y arquitecto de luna, lo construyo en el aire.

 

Rafael de León

6 de febrero de 1908

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