EL AMOR A LAS COSAS
Llevo dentro del alma
un amor a las cosas,
que es la esencia
suprema de mi amor a la vida,
mientras haya
jazmines y pomas olorosas
¡qué importa que la
dicha para mí esté perdida!
¿No hay ojos que me
miren? Me miran las estrellas,
que no hay ojos
humanos brillando así de amor,
y envuelta en el
nocturno de irradiaciones bellas
gozo las luminosas
miradas del Señor.
Y aunque en vano he
soñado una pasión ardiente,
amorosas palabras yo
tendré al escuchar
el murmurio del río,
el canto de la fuente
o el verso
imponderable que me recita el mar
me dará la montaña su
base firme y fuerte;
por ella sin desmayo
ascenderé a la luz,
y los pinos amigos,
fieles hasta la muerte,
me aguardarán
constantes con los brazos en cruz.
Llevo dentro del alma
este amor a las cosas,
que es la esencia
suprema de mi amor a la vida,
y por él son fecundas
raíces dolorosas
en la aridez estéril
de mi ilusión perdida.
Josefina RomoArregui
27 de mayo de 1909
Madrid
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