Y TÚ QUE TANTO AMAS, TANTO RÍES…
Y tú que tanto amas,
tanto ríes,
tanto adivinas y
conoces tanto,
¿dónde el escudo para
que te fíes,
dónde el pañuelo de
enjugar tu llanto?
¿Dónde el camino que
no veo ahora?
Dímelo o llora y el
mirar suprime.
¿Es ya la noche que
no tiene aurora?
Dímelo, dime.
Y sin embargo tu
vivir empaña
mi vivir con un vaho
que es ternura,
que es caliente rumor
que me acompaña
la noche oscura.
Y sin embargo con tu
mano guías
y a tientas toco lo
que apenas veo
y digo acaso para que
sonrías
lo que no creo.
Y toco apenas y tu
bulto aprendo
y torpe sigo lo que tú
me indicas.
Lo que no miro, lo
que no comprendo,
tú multiplicas.
Tú multiplicas, o
quizás es tu invento
porque lo vea aunque
quizá no exista.
Entre la noche de mi
pensamiento
dulce es tu vista.
Dulce es tu vista, tu
mirar risueño
que mira un llano
donde estaba un monte
y que a mi alma de
temblor pequeño
llamó horizonte.
Dulce es tu vista que
miró aquel lago
y lo llamaba alegre
mar bravío.
Tu generoso corazón
es mago
¡Lo fuese el mío!
Carlos Bousoño
9 de mayo de 1923
Boal (Asturias)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
poesia