domingo, 14 de mayo de 2023

TÚ Y LAS LENTEJAS

 


TÚ Y LAS LENTEJAS

 

 

Las guisabas con mimo, las amabas,

porque tenían que ponernos fuerza

en la sangre. Su hierro la querías

para así apuntalarnos y que entonces

pudiéramos erguir algo de vida.

 

Hasta laurel llevabas, todo aroma,

a la gran reunión, a la asamblea.

El fuego, buen amigo de tus manos,

obediente y pequeño, le embestía

a tu otra amiga, su enemiga, el agua.

 

Era tu guerra chica interminable

en el frente que urdías con el rito

diario, de enfrentar dos elementos

a combatir furiosos por nosotros.

Era aquella tu España diminuta.

 

Las lentejas cocían tu esperanza,

nuestro futuro tierno, nuestra historia.

Erguían estatura al aire, daban

voracidad de dientes, daban rabia

de paladar, y alegría de estar vivos.

 

Lentejar con laurel y lo que hubiera.

Crecíamos. El humo y el aroma

venían de tus manos, hueso ahora,

madres del hueso articulado mío.

 

María Beneyto

De “Biografía breve del silencio”

 

14 de mayo de 1925

Valencia (España)

 

 

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