martes, 19 de septiembre de 2023

LA OSCURIDAD

 


LA OSCURIDAD

 

 

No pretendas encontrar una solución. ¡Has mantenido

   tanto tiempo abiertos los ojos!

Conocer, penetrar, indagar: una pasión que dura lo que

   la vida.

Desde que el niño furiosos abre los ojos. Desde que

   romper su primer juguete.

Desde que quiebra la cabeza de aquel muñeco y ve,

   mira el inexplicable vapor que no ven los otros ojos humanos.

Los que le regañan, los que dicen: “¿Ves? ¡Y te lo

   acabábamos de regalar!...”.

Y el niño no les oye porque está mirando, quizá está

   oyendo el inexplicable sonido.

 

Después cuando muchacho, cuando joven.

El primer desengaño. El primer beso no correspondido.

 

Y luego de hombre, cuando ve sudores y penas, y

   tráfago, y muchedumbre.

Y con generoso corazón se siente arrastrado

y es una sola oleada con la multitud, con la de los que

   van como él.

 

Porque todos ellos son uno, uno solo: él; como él es

   todos.

Una sola criatura viviente, padecida, de la que cada

   uno, sin saberlo, es totalmente solidario.

 

Y luego, separado un instante, pero con la mano

   tentando el extremo vivo donde se siente y hasta donde

   llega el latir de las otras manos,

escribir aquello o indagar esto, o estudiar en larga

   vigilia,

ahora con las primeras turbias gafas ante los ojos,

ante los cansados y esperanzados y dulces ojos que

   siempre preguntan.

 

Y luego encenderse una luz. Es por la tarde. Ha caído

   lentamente el sol y se dora el ocaso.

Y hay unos salpicados cabellos blancos, y la lenta

   cabeza suave se inclina sobre una página.

 

Vicente Aleixandre

Cuadro: "Los colores de la noche" de Van Gogh

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