MUNDO AMADO
(Se ama lo que se teme perder.)
Amo este breve sol
que aún da tibieza,
que aún pone puro fuego
en los paisajes
fríos de la tristeza.
Amo sus encendidos
oleajes.
Esta vaga esperanza,
rosa leve
que llevo entre mis
manos todavía
y tan sutil que casi
no se atreve
a perfumar del todo
la alegría.
Esta dulce ternura
que aún ignora
cómo, aunque débil,
es roble de mi alma.
Bajo sus amas
infantiles mora
mi corazón y
encuentra calma.
Amo esta juventud, pájaro
triste
que se rezaga en mí,
nido de arcilla.
Su esperanza –sus alas—aun
insiste
sobre esta heredad
seca y amarilla.
Acaso más que nunca
te amo ahora,
juventud siempre atónita
y oscura,
porque siempre
quisiste ser de sol, ser de aurora
y sólo has sido
tierra de amargura.
Leopoldo de Luis
11 de mayo de
1918
Córdoba
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