jueves, 6 de junio de 2024

DESEO DE MADRUGADA

 


DESEO DE MADRUGADA

 

 

Ahora la madrugada trae un ramo

de rosas blancas. Pero no las quiero.

Yo no he venido aquí para estas rosas

sino para el aroma de tu cuerpo.

 

Despierto estoy. Tu cuerpo inolvidable

se precipitará hacia mi recuerdo.

Tú misma estás junto a la aurora triste

y te levantas firme sobre el tiempo.

 

Vienes a mí con la orfandad del día

abrazadoramente hasta mi lecho,

igual que el despertar de un largo olvido

o como la llegada del invierno.

 

Y yo, ciego y mortal, hacia tu carne,

hacia las soledades de tu pecho

pongo mi corazón y escucho. Tierra

tierra de nadie el corazón se ha vuelto.

 

Lo que fue una noticia de relámpagos,

una mano entregada desde un sueño.

Ahora no estás y un alba de jardines

abre sus flores para mi deseo.

 

Te amé tal vez por las doradas hojas

que iba en tu corazón reconociendo.

Pero hoy ya no. Que toquen los clarines.

Es la resurrección de nuestros cuerpos.

 

Nos alzaremos con la madrugada.

Desnuda estás y blanca. Es el momento,

el tiempo del abrazo. Y te vas. Queda

la noche gris sobre mi pensamiento.

 

No encontraré otro cuerpo de más vida

ni, dentro de lo vivo, más sereno.

Es la serenidad del alba. Vamos.

Al monte más distante subiremos.

 

Pero nos llaman a olvidar, hoy hace

sombra en todas las calles y en mi pecho.

Como una torre de cristal vacía

se me derrumbarán todos los sueños.

 

Carlos Sahagún

4 de junio de 1938

Onil – Alicante

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