Homenaje a Miguel Oscar Menassa el 1 de junio en la sala Margarita Xirgú de Alcalá de Henares, leyendo este poema.
NO FUE PARÍS, FUE BUENOS AIRES
No fue París, fue Buenos
Aires que me vio nacer,
por eso no me asusta el
movimiento.
Soy del tango la brisa que
se mueve al arrastrar los pies.
La cintura de plata que se
quiebra al compás.
El hombre que murió a la
mañana siguiente para verla bailar.
La percanta aburrida que
cabalgando un taco de billar
sueña que puede sola,
hacer la vida sola, amar su soledad.
Y el borracho sediento que
bebe sin parar,
recordando a su madre, esa
novia infernal.
Y se emborracha y piensa
que todo le da igual
y las manos le tiemblan de
tanta impunidad
y desgarra su vientre y
quisiera olvidar y olvida,
mas no el nombre de quien
lo matará.
Soy del tango los perros
ecuménicos,
los perros que presencian
el crimen pasional
que cual tontos o locos le
ladran a la luna
cuando en la acera yace la
amada del portal.
Una daga de miedo se clavó
en su garganta.
Una daga de celos la
condenó a morir,
un hombre enamorado de
otro hombre,
una daga de horror que sin
amarla la mató.
Y después soy del tango el
amigo del alma,
que no llega a las doce ahí,
donde le esperas,
que te bate la justa
cuando la justa duele
que no comparte nunca
contigo el ganador.
Soy del tango el payaso de
la noche de Reyes,
el que mató a su amada por
verla sonreír,
con un hombre en los
brazos, las piernas abiertas,
amante enloquecido del
puñal, la mató sin razón.
Y también soy del tango el
obrero que roba,
pensando en sus hijos, un
cacho de pan.
Soy del tango la noche
encerrada entre rejas,
que el farol de la esquina
ya no quiere alumbrar.
Miguel Oscar Menassa
No hay comentarios:
Publicar un comentario
poesia