EL SECRETO
Como el niño que se
ha quedado solo
desde aquel día en
que, temblando entre lo oscuro,
sintió latir su corazón
más alto cada vez,
con un latido firme y
posesor que era una rama en donde estaba ahorcándose.
Y desde entonces
comprendió que la riqueza es como un campanario donde
aún resuena por la
noche el miedo que la hizo edificar,
y se hizo terco y
embestidor como una hormiga que creciera hasta hacerse
del tamaño del
llanto,
y se hizo dulce como
un caballo ciego arrodillado junto al mar,
y se fue
esclareciendo lentamente igual que la pregunta en los labios del juez, porque
se sabe edificado sobre el miedo,
porque sabe que no
existe poder alguno donde se pueda el hombre
endurecer y
concentrar tanto como en el miedo,
y porque siente que
lleva, aún, sobre los hombros, protegiéndole,
el cadáver ahorcado
de aquel niño a quien, quizás, un día le creció
demasiado el corazón.
Rosales, Luis
31 de mayo de
1910
Granada
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