sábado, 11 de noviembre de 2023

AMIGA

 

AMIGA

 

 

Te brillaban dos lágrimas

por fin nos despedimos

sin poder compartir el aluvión de noche

 

pero tú me sabías

rompiéndome en aceras

recorriendo senderos sin gravedad deshechos

alejándome progresivamente

por el vasto universo de veloces esferas

desde aquel chorro negro en cuyo centro

el yo

se quedaba en la ráfaga

el punto

donde nada ni  nadie

solo el deseo con su vientre de lava

la muerte por los brazos cargando pesadez

cargando frío

dejándolos colgar desasiéndose aplastándose

la cabeza también como un cometa dormido rodando

a miles de kilómetros ya la vez

en tus pupilas húmedas

brillantes como estrellas en el agua de la noche

de esa noche

cuando abierto y desnudo el corazón

como las rosas que desnudan su cráter

y el cuerpo les da vueltas

como fuego en racimos

devorador de órbitas elípticas que ensanchan el espacio infinito

dejaba sólo sólo sólo

ese punto

lejano y arraigado

negro insaciable pozo de tortura y destello

que reclama violento

más viento entre lo sauces que lloran

más delirio en las cascadas irisadas

más cobijo en las manos de la lluvia

más temblor en el beso de la tierra

y agónico

encuentra nada más el pánico

de miembros desarmados

y se entrega fieramente

al sueño extraño

en la ebriedad y veneno

de un instante de amor

propio

inasible

incomprensible

inexpresable

intransmisible

incomunicable

incompartible

a penas

un ahogo

perecer

 

y todo

en tu pupila

impregnada de infancia.

 

Clara Janés

6 de noviembre de 1940

Barcelona

 

 

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