NOCHE DE AMOR
Noche de amor. bajo la
sombra cómplice:
La ingenua tentación. En la
arboleda
el motivo de vida va
pecando
como un ensueño de precoz
histeria,
hay quemantes sudores en
las pieles:
sorda germinación en las
arterias;
protestas en las curvas no
labradas
y en tu pupila audaz,
francas ofertas.
La idealidad se tiñe de
rubores
como un pálido lirio, de
vergüenzas:
en los lechos abiertos y
manchados
se tiende la pasión. La noche
arquea
su gran complicidad sobre
la falta;
el lirio de tu sexo se
doblega,
y señala tu carne
temblorosa
el índice fatal de mis
torpezas.
¡Oh la sed de mis labios,
cuyos besos
recargan la intención que
nos rodea!
¡Oh el carmín de tus
labios, cuyo orgullo
palidece al fulgor de tus
caderas!
Dame tu cuerpo. Mi perdón
de macho
velará la extinción de tu
pureza,
como un fauno potente y
pensativo
sobre el derrumbe de una
estatua griega.
Horacio Quiroga
31 de diciembre de 1878
Salto (Uruguay)
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