lunes, 18 de diciembre de 2023

DULCE AMOR

 


DULCE AMOR

 

 

Las cosas suceden así,

sencillamente:

 

Vuelven del trabajo

con sabor de cal viva entre los dientes,

la esposa les contempla con costumbre.

-¿Quién dice amor, si la palabra estalla?-.

 

Y cogen del pan,

como si fuera barro y arena,

un puñado tan sólo.

(Es pan de pobres, desalado y negro

y triste como el silencio de la casa toda.)

 

Y se marchan.

 

(La esposa les oye cerrar la puerta,

pero no dice nada. ¡Está tan cansada!

Prefiere aquella fría soledad

con olor de abandono.

 

Pudiera recordar su juventud y dormir,

pero ¿quién sueña o duerme?

Los pobres no recuerdan;

mueren como las piedras roídas de las murallas.

 

Ellos, en tanto, beben

un agrio vino con sabor de azufre;

y si ríen y gritan y golpean,

es porque ¡Dios, qué vida!-

da rabia beber sin alegría.

 

Acaso entonces lleguen hombres

de esos que velan por la paz de las familias,

y les hablen del dulce amor de las esposas

y del descanso junto al fuego,

escuchando, por la radio, una dulce canción,

mientras los niños buscan en el atlas

países coronados de yedras o corales…

 

Si esto sucede, gritan con más fuerza

y beben más vino agrio con sabor de azufre,

hasta que ya no saben dónde tienen los ojos,

ni por qué les duele el corazón.

 

Les arrojan con prisa.

La calle es larga, y en el firmamento

las estrellas relucen.

 

Regresan a la casa -¡oh, dulce hogar!- llorando.

La esposa les contempla con costumbre.

-¿Quién dice amor, si la palabra estalla?-.

 

 

Crémer, Victoriano

18 de diciembre de 1907

Burgos

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