lunes, 26 de febrero de 2024

EL CONTRABANDISTA

 


EL CONTRABANDISTA

 

 

Subiendo la negra roca

de embarazosa montaña,

contrabandista español

bridón andaluz cabalga.

Lleva el trabuco a su lado,

el cuchillo entre la faja,

y con el humo del puro

su voz varonil levanta.  

 

“Que brame en la peña el viento,

que se arda el monte vecino,

que rompa el inhiesto pino

el aquilón violento.

Yo desprecio sus factores;

y aquí solo, sin señores,

de pesadumbres ajeno,

oigo el huracán sereno

y canto al crujir del trueno

mis amores,”

 

“El albor de la mañana,

en sus matices de rosa,

me trae la imagen graciosa

de mi maja sevillana,

y en sus variados colores

me pinta las lindas flores

del suelo donde nací,

donde primero sentí

mis amores”.

 

“Como la enemiga bala

chilla medrosa a mi oído,

ya mi contrario caído

el alma rabioso exhala.

¡Qué me importan vengadores

cien fusiles matadores

que amenacen mi cabeza!

Con mi Moro y mi destreza

yo les canto en la maleza

mis amores.”

 

“Sienta yo el pujante brío

del galope de mi Moro,

y el trabucazo sonoro

de algún compañero mío;

y que vengan triunfadores

los caballeros mejores

que empuñaron lanza ó freno.

Yo de temerles ajeno

cantará libre y sereno mis amores.”

 

Tranquilo el contrabandista

aquí el canto llegaba,

cuando un acento francés

“¡Fuego!” a su lado gritaba.

Sobre su frente pasaron

con ruido silbar las balas,

y gendarmes le acometen

diciendo “¡Ríndete a Francia!”

Y entonces él “No se rinden

los que nacen en España”,

y contra el jefe enemigo 

su ancho trabuco descarga.

Cayeron dos, como arbusto 

que el cierzo en pos arrebata.

En impetuosa carrera

el bruto gallardo arranca;

y por sobre los peñascos

que en rápida fuga salva,

cantando va el español

al trasponer la montaña:

“Vivir en los Pirineos,

pero morir en Granada.”

 

José Zorrilla

21 de febrero de 1817

Valladolid

 

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