YO FUI LA MÁS CALLADA
Yo fui la más callada
de todas las que hicieron
el viaje hasta tu puerto.
No me anunciaron lúbricas
ceremonias sociales,
ni las sordas campanas de
ancestrales reflejos;
mi ruta era la música
salvaje de los pájaros
que soltaba a los aires mi
bondad en revuelo.
No me cargaron buques
pesados de opulencia,
ni alfombras orientales
apoyaron mi cuerpo;
encima de los buques mi
rostro aparecía
silbando en la redonda
sencillez de los vientos.
No pesé la armonía de
ambiciones triviales
que prometía tu mano
colmada de destellos:
sólo pesé en el suelo de
mi espíritu ágil
el trágico abandono que
ocultaba tu gesto.
Tu dualidad perenne la
marcó mi sed ávida.
Te parecías al mar,
resonante y discreto.
Sobre ti fui pasando mis
horarios perdidos.
Sobre mi tú seguiste como
el sol en los pétalos.
Y caminé en la brisa de tu
dolor caído
con la tristeza ingenua de
saberme en lo cierto:
tu vida era un profundo
batir de inquietas fuentes
en inmenso río blanco
corriendo hacia el desierto.
Julia de Burgos
17 de febrero de 1914
Carolina – Puerto Rico
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