¡AY DEL TRISTE!
¡Ay del triste que consume
su existencia en esperar!
¡Ay del triste que presume
que el duelo con que él su
abrume
al ausente ha de pesar!
La esperanza es de los
cielos
precioso y funesto don,
pues los amantes desvelos
cambian la esperanza en
celos
que abrasan el corazón.
Si es cierto lo que se
espera,
es un consuelo en verdad;
pero siendo una quimera,
en tan frágil realidad
quien espera desespera.
José Zorrilla
21 de febrero de 1817
Valladolid
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