ENCUENTRO
Me tropecé contigo en
primavera,
una tarde de sol, delgada
y fina,
y fuiste en mi espalda
enredadera,
y en mi cintura, lazo y
serpentina.
Me diste la blandura de tu
cera,
y yo te di la sal de mi
salina.
Y navegamos juntos, sin
bandera,
por el mar de la rosa y de
la espina.
Y después, a morir, y ser
dos ríos
sin adelfas, oscuros y vacíos,
para la boca torpe de la
gente…
Y por detrás, dos lunas,
dos espadas,
dos cinturas, dos bocas
enlazadas
y dos arcos de amor de un mismo
puente.
Rafael de León
6 de febrero de 1908
Sevilla
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