RIMA IV
No digáis que, agotado su
tesoro,
de asuntos falta,
enmudeció la lira;
podrá no haber poetas,
pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la
luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las
desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo
lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo
primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a
descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo
haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad
siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio
para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se
ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que
el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la
cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y
recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos
que reflejan
los ojos que los miran,
mientras responda el labio
suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan
en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer
hermosa,
¡habrá poesía!
Gustavo Adolfo Bécquer
17 de febrero de 1836
Sevilla
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