lunes, 22 de abril de 2024

ELLA ERA ITALIANA, YO MARINERO

 


ELLA ERA ITALIANA, YO MARINERO

 

 

Como  los ojos del Mediterráneo azul misterio

y la piel de olvido envejecido por el sol tardío

me regalaba, en sus visitas,

plantas de delicada floresta con fragancia de olivas.

 

Al despedirse, acariciando mi cuerpo como un dibujo,

dejaba en el aire una melodía:¿Te acordarás de mí?

 

¡Cómo no hacerlo! Con esos estambres y pistilos que

precisan mucha luz, poco sol y humedad de invernadero.

 

Esos pétalos te hablarán en mi ausencia

y, cuando alguien pregunte por su origen,

mentirás de soslayo como tú sabes.

 

Ella era italiana y cada mes viajaba desde Sicilia

con su ofrenda para mi tumba, si la besaba,

pagando así el secreto pacto de amor.

 

Yo cumplía, por mi bien,

y ella amaba mi cuerpo con la energía

de la minuta que dejaba en mi cartera al partir.

 

Esto guárdalo en un cofre de estaño y

en el próximo viaje renovamos la condena.

 

Al marchar dejaba en mis bolsillos la plusvalía del goce

con billetes de ida y vuelta,

postergando mi futura ejecución.

 

Yo me dedicaba al contrabando de artistas,

ella compraba mis guiones para sus películas

y nunca quiso que mi nombre figurase en los créditos.

 

Tú eres mi negro favorito.

Escribe y canta cuando no estoy,

susurra mi silueta cuando hagas el amor entre esas flores

y después dame el material escrito

de tus aventuras para los jóvenes actores que me rodean.

 

¡Insieme cambieremo il mondo!

Juntos, sí, y al son de su cadera en mi cintura

bailaba en el mirador de mi estancia sureña.

 

Yo navegaba cauto cada renglón

en los pergaminos nocturnos del temblor

y al regar las plantas de Mare Nostrum tarareaba:

¡Amore mío, oh amore mío!

 

 

Carlos Fernández del Ganso

Del libro: “El amanuense”

Cuadro: "Viento de banderas" de Carlos Fernández del Ganso

No hay comentarios:

Publicar un comentario

poesia