CONVENTO DE LAS DUEÑAS
A Federico Ordiñana
El oscuro silencio tallado
sobre el tacto
golpea sin tocar la luz de
esta materia,
de esta altura perdida
persiguiendo
la eternidad donada a sus
figuras.
Un sosiego perenne
asciende hasta la música,
difumina los ecos sonoros
del espacio
y pulsa, impele, domeña,
geometriza
la mágica sorpresa del
aire en surtidores.
Infiel al arbotante, a la
jamba convexa,
al ritmo que la mano con
claridad impone,
deja un aliento verde para
llegar al sueño,
al éxtasis que crece desde
la piedra enfuga.
Y queda un resplandor, una
callada imagen,
un fragmento de tiempo que
impreciso se ahonda
y nunca más se ha sido: se
está siendo
porque en su dimensión la
forma dura.
Jaime Siles
16 de abril de 1951
Valencia
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