martes, 9 de abril de 2024

LA METAMORFOSIS DEL VAMPIRO

 


LA METAMORFOSIS DEL VAMPIRO

 

 

La mujer, entre tanto, de su boca de fresa

retorciéndose como una sierpe entre brasas

y amasando su senos sobre el duro corsé,

decía estas palabras impregnadas de almizcle:

“Son húmedos mis labios y la ciencia conozco

de perder en el fondo de un lecho la conciencia,

seco todas las lágrimas en mis senos triunfales.

Y hago reír a los viejos con infantiles risas.

Para quien me contempla desvelada y desnuda

reemplazo al sol, la luna, al cielo y las estrellas.

Yo soy, mi caro sabio, tan docta en los deleites,

cuando sofoco a un hombre en mis brazos temidos

o cuando a los mordiscos abandono mi busto,

tímida y libertina y frágil y robusta,

que en esos cobertores que de emoción se rinden,

impotentes los ángeles e perdieran por mi.”

 

Cuando hubo succionado de mis huesos la médula

y muy lánguidamente me volvía hacia ella

a fin de devolverle un beso, sólo vi

rebosante de pus, un odre pegajoso.

Yo cerré los dos ojos con helado terror

y cuando quise abrirlos a aquella claridad,

a mi lado, en lugar del fuerte maniquí

que parecía haber hecho provisión de mi sangre,

en confusión chocaban pedazos de esqueleto

de los cuales se alzaban chirridos de veleta

o de cartel, al cabo de un vástago de hierro,

que balancea el viento en las noches de invierno.

  

 

Charles Baudelaire

9 de abril de 1821

París (Francia)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

poesia