LAS HORAS
Dormía la mañana
entre mis brazos
como una niña rubia y
sonrosada,
cuando llegó la
tarde, alborozada,
llenándome de rosas
el regazo.
Presintiendo la noche
con sus hielos,
que son de amor fugaz
embajadores,
palpitando sus alas
como flores
cruzaban las palomas
por el cielo.
Y mi alma soñaba con
el alba,
teñidora de rosas y
jazmines,
tañedora de flautas y
violines
de la mágica orquesta
de la brisa,
hermana de la perla
que se irisa
sobre la flor violeta
de la malva.
Muñoz de Buendía,
María Luisa
5 de abril de 1898
Huelva
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