domingo, 7 de abril de 2024

AL RENCOR

 

 


AL RENCOR

 

No vengas, te conjuro, con tus piedras;

con tu vetusto horror con tu consejo;

con tu escudo brillante con tu espejo;

con tu verdor insólito de hiedras.

 

En aquel árbol la torcaza es mía;

no cubras con tus gritos su canción;

me conmueve, me llega al corazón,

repudia el mármol de tu mano fría.

 

Te reconozco siempre. No, no vengas.

Prometí no mirar tu aviesa cara

cada vez que lloré sola en tu avara

desolación. Y si de mí te vengas,

que épica sea al menos tu venganza

y no cobarde, oscura, impenitente,

agazapada en cada sombra ausente,

fingiendo que jamás hiere tu lanza.

 

Entre rosas, jazmines que envenenas,

¿por qué no te ultimé yo en mi otra vida?

Haz brotar sangre al menos de mi herida,

que estoy cansada de morir apenas.

 

Ocampo, Victoria

7 de abril de 1890

Buenos Aires (Argentina)

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

poesia