lunes, 3 de marzo de 2025

LA DESCONOCIDA CIFRA QUE NOS SOSTIENE

 

LA DESCONOCIDA CIFRA QUE NOS SOSTIENE

 

Antaño, anhelando sabiduría,

las milenarias hojas del poema plácidamente deslizaban

con pétalos de leyenda en la espalda roja de la pascua,

sus sueños de invierno.

 

Antaño, la libertad era un torreón por conquistar

presidiendo el desfile un páramo de estrellas fugaces

prendidas en las trenzas cautivas de la pasión.

 

Antaño se hizo historia. La magia del abordaje construyó

los demonios de la adivinanza y las diosas del verbo

bailaron sobre la hierba fresca sus lágrimas de rocío.

 

Llegó el silencio con tormenta de truenos enfurecidos

por la belleza de los amantes desnudos de libertad

y se decretó la pena de calabozo sombrío

en la inquisición del símbolo.

 

Y hubo soledad de piedra sin musgo en los mares del sur,

mucha soledad hubo sin entierro.

Sólo las pezuñas equinas entre las rocas

crepitaron música de ceniza en la arena del destierro.

 

Siglos después, la mujer hilandera inventó

la rueca del deseo, portando flores de largas melenas

y frutas en los senos para la sed del viento

con ánforas de armonía en sus caderas.

 

Y se hizo invisible la luz…

las cataratas acariciaron de melodía las riberas,

la montaña sagrada tembló de recuerdos

y el pozo del saber brotó limpio como el agua de la mañana

en tus labios de rosa indivisible.

 

La aborigen ruta, en átomos de madera y piedra,

se hizo huella de papiro

sobre la cera encorvada de la bitácora amiga.

 

La fuerza que hoy me sostiene sonríe en la cuatricromía

de carátulas impresas, a fuego lento,

en el laboratorio de la mágica pasión,

allí donde los puentes cibernéticos

escuchan el crujir del tiempo

haciendo templanza del amor.

 

Carlos Fernández del Ganso

 

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