ELLO ES QUE EL LUGAR DONDE ME
PONGO…
Ello es que el lugar
donde me pongo
el pantalón, es una
casa donde
me quito la camisa en
alta voz
y donde tengo un
suelo, un alma, un mapa de mi España.
Ahora mismo hablaba
de mí conmigo, y ponía
sobre un pequeño
libro un pan tremendo
y he, luego, hecho el
traslado, he trasladado,
queriendo canturrear
un poco, el lado
derecho de la vida al
lado izquierdo;
más tarde, me he
lavado todo, el vientre,
briosa, dignamente;
he dado vuelta a ver
lo que se ensucia,
he raspado lo que me
lleva tan cerca
y he ordenado bien el
mapa que
cabeceaba o lloraba,
no lo sé.
Mi casa, por
desgracia, es una casa,
un suelo por ventura,
donde vive
con su inscripción mi
cucharita amada,
mi querido esqueleto
ya sin letras,
la navaja, un cigarro
permanente.
De veras, cuando
pienso
en lo que es la vida,
no puedo evitar de
decírselo a Georgette,
a fin de comer algo
agradable y salir,
por la tarde, comprar
un buen periódico,
guardar un día para
cuando no haya
(así se dice en el
Perú –me excuso);
del mismo modo, sufro
con gran cuidado,
a fin de no gritar o
de llorar, ya que los ojos
poseen,
independientemente de uno, sus pobrezas,
quiero decir, su
oficio, algo
que resbala del alma
y cae al alma.
Habiendo atravesado
quince años; después,
quince, y, antes, quince,
uno se siente, en
realidad, tontillo,
es natural, por lo
demás ¡qué hacer!
¿Y qué dejar de
hacer, que es lo peor?
Sino vivir, sino
llegar
a ser lo que es uno
entre millones
de panes, entre miles
de vinos, entre cientos de bocas,
entre el sol y su
rayo que es de luna
y entre la misa, el
pan, el vino y mi alma.
Hoy es domingo y, por
eso,
me viene a la cabeza
la idea, al pecho el llanto
y a la garganta, así
como un gran bulto.
Hoy es domingo, y
esto
tiene muchos siglos;
de otra manera,
sería, quizá, lunes,
y vendríame al corazón la idea,
al seso, el llanto
y a la garganta, una
gana espantosa de ahogar
lo que ahora siento,
como un hombre que
soy y que he sufrido.
César Vallejo
16 de marzo de 1892
Santiago de Chuco –
Perú
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