miércoles, 28 de febrero de 2024

NOSTALGIA

 

NOSTALGIA

 

Se anuda en la garganta conteniendo la palabra en agua,

se adueña del latido en una noche de paño en verso,

deambula entre los enseres de efigies noctámbulas,

lienzos en azul de terciopelo

y corcheas de rasgo inverosímil, sosteniendo el deseo,

afluente del pulso en luces de neón.

 

Tiemblo al rememorar sutiles empaques de estantería,

al sentir la carcajada pueril en los ojos de la fotografía,

el desconchado de un juguete olvidado en la caja de cartón,

la ausencia en la medianoche al tañer las campanas

y el hueco en la mesa tantas veces cantando las cuarenta.

 

Refugio en mi pecho sonoridades de barrio,

las brumas al llegar a la estación yerma volviendo al origen,

acercando la simiente de costado,

las voces sublimes con la onda de tus lisonjas,

al enlazar aromas del norte con maderas del Sil.

 

Desde la distancia aplomo la huella de tus cañadas,

reverbero la pureza de bosquejos a la aglutinación de las calles,

luces en la ciudad reconvierten el barbecho en ciclamen

mientras siento el pulso de revertir a la nota de una copla

o el crepitar de ascuas en noches de escarcha plateada.

 

Nostalgia la que acuña el mirar,

el sentir cerca y a la vez lejos aquellas tonadillas

o estos estribillos a flor de piel,

al emitir una nota de esa tabla de juego

o el aroma a hollín tras la niebla depositada en el gabán de vuelta.

 

Lo tenue de una palabra sin escribir,

el baile embrujado en el primer beso,

aquella noche, aquel verano entre polvo y estrellas,

retratado en la piel curtida en un crujir de afanosa arrogancia. 

 

Nostalgia de un tiempo embozado en el mirar cristalino de la juventud,

una simpleza en el perfil de una faz en el laberinto de una decisión,

un paso adelante, un paso trastabillado al decorar la simiente de una tarde,

un paso que quisiera borrar al extender sobre el tapiz el vértigo de la desolación.

 

Esa añoranza de otra época, en otro lugar, en otra ciudad,

a la que no volver sería permanecer en el tiempo, el ímpetu

y la causa a recibir madrugadas de verso en arrojo de urdimbre lisonjera.

 

Ah! la nostalgia, acude al arropo sobre la piel

al estremecer un hálito de osadía cada vez que el perfume

desliza en el crepúsculo de un día de mayo,

cada vez que la sien retumba un amanecer en la penumbra del deseo

o cada vez que un grito asola el porte de una marcha

a la llaneza frugal contorneada en el roce de unos labios. 

 

19 de diciembre de 2023

Gloria Gómez Candanedo

Cuadro de Edouard Manet

martes, 27 de febrero de 2024

QUIEN NO AMA NO VIVE

 


QUIEN NO AMA NO VIVE

 

 

Quienquiera que fueres, óyeme:

si con ávidas miradas

nunca tú a la luz del véspero

has seguido las pisadas,

el andar suave y rítmico

de una celeste visión;

 

O tal vez un velo cándido,  

cual meteoro esplendente,

que pasa, y en sombras fúnebres

ocúltase de repente,

dejando de luz purísima

un rastro en el corazón;

 

Si sólo porque en imágenes

te la reveló el poeta,

la dicha conoces íntima,

la felicidad secreta,

del que árbitro se alza único

de otro enamorado ser;

 

Del que más nocturnas lámparas

no ve, ni otro soles claros,

ni lleva en revuelto piélago

más luz de estrellas ni faros

que aquella que vierten mágica

los ojos de una mujer;

 

Si el fin de sarao espléndido

nunca tú aguardaste afuera,

embozado, mudo, tétrico

mientras en la alta vidriera

reflejos se cruzan pálidos

del voluptuoso vaivén.

 

Para ver si como ráfaga

luminosa a la salida,

con un sonreír benévolo

te vuelve esperanza y vida

joven beldad de ojos lánguidos,

orlada en flores la sisen.

 

Si celoso tú y colérico

no has visto una blanca mano

usurpada, en fiesta pública,

por la de galán profano,

y el seno que adoras, próximo

a otro pecho, palpitar;

 

Ni has devorado los ímpetus

de reconcentrada ira,

rodar viendo el valse impúdico

que deshoja, mientras gira

en vertiginoso círculo,

flores y niñas al par;

 

Si con la luz del crepúsculo

no has bajado las colinas,

henchida sintiendo el ánima.

Si celoso tú y colérico

no has visto una blanca mano

 

de emociones mil divinas,

ni a lo largo de los álamos

grato el pasear te fue;

 

Si en tanto que en la alta bóveda

un astro y otro relumbra,

dos corazones simpáticos

no gozasteis la penumbra,

hablando palabras místicas,

baja la voz, tardo el pie;

 

Si nunca al roce magnético

temblaste de ángel soñado;

si nunca un Te amo dulcísimo,

tímidamente exhalado,

quedó sonando en tu espíritu

cual perenne vibración;

 

Si no has mirado con lástima

al hombre sediento de oro,

para el que en vano munífico

brinda el amor su tesoro,

y de regio cetro y púrpura

no tuviste compasión;

 

Si en medio de noche lóbrega

cuando todo duerme y calla,

y ella goza sueño plácido,

contigo mismo en batalla

no te desataste en lágrimas

con un despecho infantil;

 

Si enloquecido o sonámbulo

no la has llamado mil veces,

quizá mezclando frenético

las blasfemias a las preces,

también a la muere, mísero,

invocando veces mil;

 

Si una mirada benéfica

no has sentido que desciende

a tu seno, como súbito

lampo que las sombras hiende

y ver nos hace beatífica

región de serena luz;

 

O tal vez el ceño gélido

sufriendo de la que adoras,

no desfalleciste exánime,

misterios de amor ignoras;

ni tú has probado sus éxtasis

ni tú has llevado su cruz.

 

Víctor Hugo

26 de febrero de 1802

Besanzón – Francia

 

lunes, 26 de febrero de 2024

EL CONTRABANDISTA

 


EL CONTRABANDISTA

 

 

Subiendo la negra roca

de embarazosa montaña,

contrabandista español

bridón andaluz cabalga.

Lleva el trabuco a su lado,

el cuchillo entre la faja,

y con el humo del puro

su voz varonil levanta.  

 

“Que brame en la peña el viento,

que se arda el monte vecino,

que rompa el inhiesto pino

el aquilón violento.

Yo desprecio sus factores;

y aquí solo, sin señores,

de pesadumbres ajeno,

oigo el huracán sereno

y canto al crujir del trueno

mis amores,”

 

“El albor de la mañana,

en sus matices de rosa,

me trae la imagen graciosa

de mi maja sevillana,

y en sus variados colores

me pinta las lindas flores

del suelo donde nací,

donde primero sentí

mis amores”.

 

“Como la enemiga bala

chilla medrosa a mi oído,

ya mi contrario caído

el alma rabioso exhala.

¡Qué me importan vengadores

cien fusiles matadores

que amenacen mi cabeza!

Con mi Moro y mi destreza

yo les canto en la maleza

mis amores.”

 

“Sienta yo el pujante brío

del galope de mi Moro,

y el trabucazo sonoro

de algún compañero mío;

y que vengan triunfadores

los caballeros mejores

que empuñaron lanza ó freno.

Yo de temerles ajeno

cantará libre y sereno mis amores.”

 

Tranquilo el contrabandista

aquí el canto llegaba,

cuando un acento francés

“¡Fuego!” a su lado gritaba.

Sobre su frente pasaron

con ruido silbar las balas,

y gendarmes le acometen

diciendo “¡Ríndete a Francia!”

Y entonces él “No se rinden

los que nacen en España”,

y contra el jefe enemigo 

su ancho trabuco descarga.

Cayeron dos, como arbusto 

que el cierzo en pos arrebata.

En impetuosa carrera

el bruto gallardo arranca;

y por sobre los peñascos

que en rápida fuga salva,

cantando va el español

al trasponer la montaña:

“Vivir en los Pirineos,

pero morir en Granada.”

 

José Zorrilla

21 de febrero de 1817

Valladolid

 

domingo, 25 de febrero de 2024

VOY BUSCANDO SABORES

 


VOY BUSCANDO SABORES

 

 

Voy buscando sabores amargos de la noche

entre la plata fría de los astros lejanos.

 

He bajado al jardín huyendo de mí misma.

Se agrandan en las sombras

los árboles fantásticos.

 

Entre un olor de ausencia,

rueda una voz que tiene

el sopor de la muerte…

 

Los pueblos silenciosos

Me clavan extasiados,

sus ojos de topacio.

 

Este beso de tierra me da melancolía

y mi dolor se queja por la raíz de un árbol.

 

Margarita Ferreras

26 de febrero de 1900

Alcañices (Zamora)

sábado, 24 de febrero de 2024

ESTACIONES

 

ESTACIONES

 

 

Adivínase el dulce y perfumado

calor primaveral;

los gérmenes se agitan en la tierra

con inquietud en su amor oso afán,

y cruzan por los aires, silenciosos,

átomos que se besan al pasar.

Hierve la sangre juvenil; se exalta

lleno de aliento el corazón, y audaz

el loco pensamiento sueña y cree

que el hombre es, cual los dioses, inmortal.

No importa que los sueños sean mentira,

ya que el cabo es verdad

que es venturoso el que soñando muere,

infeliz el que vive sin soñar.

¡Pero qué aprisa en este mundo triste

todas las cosas van!

¡Que las domina el vértigo creyérase!...

la que ayer fue capullo, es rosa ya,

y pronto agostará rosas y plantas

el calor estival.

Candente está la atmósfera;

explora el zorro la desierta vía:

insalubre se torna

del limpio arroyo el agua cristalina,

el pino aguarda inmóvil

los besos inconstantes de la brisa.

Imponente silencio

agobia la campiña;

sólo el zumbido del insecto se oye

en las extensas y húmedas umbrías;

monótono y constante

como el sordo estertor de la agonía.

Bien pudiera llamarse, en el estío,

la hora del mediodía,

noche en que al hombre de luchar cansado

más que nunca le irritan,

de la materia la imponente fuerza

y del alma las ansias infinitas.

Volved, ¡oh, noches de invierno frío,

nuestras viejas amantes de otros días!

Tornad con vuestros hielos y crudezas

a refrescar la sangre enardecida

por el estío insoportable y triste…

¡Triste!... ¡Lleno de pámpanos y espigas!

Frío y calor, otoño o primavera,

¿dónde…, dónde se encuentra la alegría?

Hermosas son las estaciones todas

para el mortal que en sí guarda la dicha;

mas para el alma desolada y huérfana,

no hay estación risueña ni propicia.

 

Rosalía de Castro

23 de febrero de  1837

Santiago de Compostela (A Coruña)

 

miércoles, 21 de febrero de 2024

¡AY DEL TRISTE!

 


¡AY DEL TRISTE!

 

¡Ay del triste que consume

su existencia en esperar!

¡Ay del triste que presume

que el duelo con que él su abrume

al ausente ha de pesar!

 

La esperanza es de los cielos

precioso y funesto don,

pues los amantes desvelos

cambian la esperanza en celos

que abrasan el corazón.

 

Si es cierto lo que se espera,

es un consuelo en verdad;

pero siendo una quimera,

en tan frágil realidad

quien espera desespera.

 

José Zorrilla

21 de febrero de 1817

Valladolid

lunes, 19 de febrero de 2024

EN EL ÁLBUM

 


EN EL ÁLBUM

 

 

No sé si por el valle de la vida

cruzaré, fatigado peregrino,

acabando cual flor que consumida,

se seca entre los brezos de un camino.

 

No sé si en pos de inspiración ardiente,

rico y sediento el corazón de gloria,

lo cruzaré cual rápido torrente,

rastro dejando de inmortal memoria.

 

Mas ya ruede cual hoja que arrebata

sonante y revoltoso torbellino,

ya baje como excelsa catarata,

ufano con mi espléndido destino,

cuando al borde de tumba solitaria

desparrame mis pobres pensamientos,

de mustias flores muchedumbre varia,

secas entre mis últimos alientos,

fiad, señora, que en tan triste lecho,

siempre leal y generoso amigo,

al ocupar mi cabezal estrecho

vuestra memoria dormirá conmigo.

 

José Zorrilla

21 de febrero de 1817

Valladolid

domingo, 18 de febrero de 2024

YO FUI LA MÁS CALLADA

 


YO FUI LA MÁS CALLADA

 

 

Yo fui la más callada

de todas las que hicieron el viaje hasta tu puerto.

 

No me anunciaron lúbricas ceremonias sociales,

ni las sordas campanas de ancestrales reflejos;

mi ruta era la música salvaje de los pájaros

que soltaba a los aires mi bondad en revuelo.

 

No me cargaron buques pesados de opulencia,

ni alfombras orientales apoyaron mi cuerpo;

encima de los buques mi rostro aparecía

silbando en la redonda sencillez de los vientos.

 

No pesé la armonía de ambiciones triviales

que prometía tu mano colmada de destellos:

sólo pesé en el suelo de mi espíritu ágil

el trágico abandono que ocultaba tu gesto.

 

Tu dualidad perenne la marcó mi sed ávida.

Te parecías al mar, resonante y discreto.

Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos.

Sobre mi tú seguiste como el sol en los pétalos.

 

Y caminé en la brisa de tu dolor caído

con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto:

tu vida era un profundo batir de inquietas fuentes

en inmenso río blanco corriendo hacia el desierto.

 

 

Julia de Burgos

17 de febrero de 1914

Carolina – Puerto Rico

RIMA LIII

 


RIMA LIII

 

 

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y otra vez con el ala a sus cristales

jugando llamaran.

 

Pero aquellas que el vuelo refrenaban

tu hermosura y mi dicha a contemplar,

aquellas que aprendieron nuestros nombres…

¡esas no volverán!

 

Volverán las tupidas madreselvas

de tu jardín las tapias a escalar,

y otra vez a la tarde aún más hermosas

sus flores se abrirán.

 

Pero aquellas, cuajadas de rocío

cuyas gotas mirábamos temblar

y caer como lágrimas del día…

¡esas… no volverán!

 

Volverán del amor en tus oídos

las palabras ardientes a sonar;

tu corazón de su profundo sueño

tal vez despertará.

 

Pero mudo y absorto y de rodillas

como se adora a Dios ante su altar,

como yo te he querido…, desengáñate,

¡así… no te querrán!

 

Gustavo Adolfo Bécquer

17 de febrero de 1836

Sevilla

YA NO ES MÍO MI AMOR

 


YA NO ES MÍO MI AMOR

 

 

Si mi amor es así, como un torrente,

como un río crecido en plena tempestad,

como un lirio prendiendo raíces en el viento,

como una lluvia íntima,

sin nubes y sin mar…

 

Si mi amor es de agua,

¿por qué a rumbos inmóviles lo pretenden atar?

 

Si mi amor rompe suelos,

disuelve la distancia como la claridad,

ataja mariposas al igual que luceros,

y cabalga horizontes como cruza un rosal…

 

Si el universo es átomo siguiéndome las alas,

¡Por qué medirme el trino cuando rompe a cantar?

 

Si mi amor ya no es mío,

es yo misma borrando las riberas del mar,

yo inevitablemente y fatalmente mía,

germinándome el alma en mis albas de paz…

 

Si mi amor ya no roza fronteras con mi espíritu,

¡qué canción sin su vida puede ser en mi faz?

 

¡Si mi amor ya no es mío!

Es tonada de espumas en los labios del mar…

 

Julia de Burgos

17 de febrero de 1914

Carolina – Puerto Rico

viernes, 16 de febrero de 2024

RIMA IV

 


RIMA IV

 

 

No digáis que, agotado su tesoro,

de asuntos falta, enmudeció la lira;

podrá no haber poetas, pero siempre

habrá poesía.

 

Mientras las ondas de la luz al beso

palpiten encendidas,

mientras el sol las desgarradas nubes

de fuego y oro vista,

mientras el aire en su regazo lleve

perfumes y armonías,

mientras haya en el mundo primavera,

¡habrá poesía!

 

Mientras la ciencia a descubrir no alcance

las fuentes de la vida,

y en el mar o en el cielo haya un abismo

que al cálculo resista,

mientras la humanidad siempre avanzando

no sepa a dó camina,

mientras haya un misterio para el hombre,

¡habrá poesía!

 

Mientras se sienta que se ríe el alma,

sin que los labios rían;

mientras se llore, sin que el llanto acuda

a nublar la pupila;

mientras el corazón y la cabeza

batallando prosigan,

mientras haya esperanzas y recuerdos,

¡habrá poesía!  

 

Mientras haya unos ojos que reflejan

los ojos que los miran,

mientras responda el labio suspirando

al labio que suspira,

mientras sentirse puedan en un beso

dos almas confundidas,

mientras exista una mujer hermosa,

¡habrá poesía!

 

Gustavo Adolfo Bécquer

17 de febrero de 1836

Sevilla

jueves, 15 de febrero de 2024

INVÉNTAME

 

INVÉNTAME

 

Invéntame otra vez un mundo prodigioso

surgido de tus manos como ramo de estrellas.

Invéntame palabras carbúnculos fulgentes

para encenderme el alma deshabitada y yerta.

 

Invéntame otras playas y puertos venturosos.

El sortilegio intenso de otro claro nocturno

el palpitar demente de aquel corazón joven

la inocencia dichosa de mi cuerpo desnudo.

 

Invéntame otros brazos para cunar mi sueño

la canción embrujada de otro mar luminoso

la ternura extasiada la caricia imborrable

y el amor delirante que triunfa en mis ojos.

 

Invéntame otras islas doradas y remotas

otras raíces nuevas otros nudos de sangre.

Y un nombre breve en el que yo me reconozca

cuando tu voz de antaño nuevamente me llame.

 

Invéntame remansos compasivos de olvido.

Faros fieles y alertas bajo el azul del cielo.

¡Que ya no sé creerme espejismos piadosos

ni esperanzas mentidas para seguir viviendo!

 

Del libro: La voz sola.

Ana María Martínez Sagi

16 de febrero de 1907

Barcelona

martes, 13 de febrero de 2024

CANCIÓN DESDE EL ACUARIO - SALMO 5

 


CANCIÓN DESDE EL ACUARIO

SALMO 5

 

He apurado la copia hasta el fondo. Es decir, he sido seducido.

Era un niño, y me amaron.

El mundo se desesperaba, pues yo me mantenía puro. Ella

se revolcó por el suelo ante mí, con miembros tiernos

y atrayente trasero. Me mantuve firme.

Para calmarla, cuando se excitó demasiado, yací con ella

y me volví impuro.

El pecado me satisfizo. La filosofía me ayudaba al amanecer,

cuando velaba. Me convertí en lo que querían.

Miré largo tiempo hacia arriba y pensé que el cielo estaba

triste sobre mí. Pero veía que le era indiferente.

Él se amaba sí mismo.

Ahora hace tiempo que me ahogué. Yazgo hinchado sobre

el fondo.

Los peces viven dentro de mí. El mar se esta agotando.

 

Bertolt Brecht

10 de febrero de 1898

Augsburgo – Alemania

 

lunes, 12 de febrero de 2024

ENCUENTRO

 

ENCUENTRO

 

 

Me tropecé contigo en primavera,

una tarde de sol, delgada y fina,

y fuiste en mi espalda enredadera,

y en mi cintura, lazo y serpentina.

 

Me diste la blandura de tu cera,

y yo te di la sal de mi salina.

Y navegamos juntos, sin bandera,

por el mar de la rosa y de la espina.

 

Y después, a morir, y ser dos ríos

sin adelfas, oscuros y vacíos,

para la boca torpe de la gente…

 

Y por detrás, dos lunas, dos espadas,

dos cinturas, dos bocas enlazadas

y dos arcos de amor de un mismo puente.

 

 

Rafael de León

6 de febrero de 1908

Sevilla

domingo, 11 de febrero de 2024

PERO EN LA FRÍA NOCHE

 

PERO EN LA FRÍA NOCHE

 

 Pero ya solo el hielo, en la fría noche, agrupaba

los cuerpos blanquecinos en el bosque de alisos.

Semidespiertos, escuchaban de noche, no susurros de amor

sino, aislados y pálidos, el aullar de los perros helado.

 

Ella se apartó por la noche el pelo de la frente, y se esforzó

por sonreír,

él miró, respirando hondo, mudo, hacia el deslucido cielo.

Y por las noches miraban al suelo cuando sobre ellos

infinitos pájaros de gran tamaño en bandadas procedentes

del Sur se arremolinaban, excitado bullicio.

 

Sobre ellos cayó una lluvia negra.

 

 

Bertolt Brecht

10 de febrero de 1898

Augsburgo – Alemania

sábado, 10 de febrero de 2024

CANCIÓN DE LA VIUDA ENAMORADA

 

 

CANCIÓN DE LA VIUDA ENAMORADA

 

 

Ay, ya sé, no deberla reconocer

que tiemblo cuando su mano me toca.

Ay, qué me ha sucedido

que rezo para que me seduzca.

¡Ay, ni cien caballos me arrastrarían al pecado!

¡Si al menos no me apeteciese tanto!

 

Si me resisto tanto al amor

sólo me he resistido realmente en el fondo

porque sé que si estuviera ante él en camisón

me dejaría hasta sin camisa.

¡Como que le van a importar a él mis reproches!

¡Si al menos no me apeteciese tanto!

 

Dudo que valga tanto como yo

y que para él sea amor de verdad.

Cuando todos mis ahorros se hayan gastado,

¿tirará el cacharro a la basura?

¡Ay, ya sé por qué le opuse tanta resistencia!

¡Si al menos no me apeteciese tanto!

 

Si tuviera dos dedos de sentido

nunca le habría concedido lo que por desgracia me pidió,

sino que le habría pegado una paliza

en cuanto se me acercó demasiado, como hizo.

¡Ay, ojalá se fuera al infierno!

(¡Si al menos no me apeteciese tanto!)

 

Bertolt Brecht

10 de febrero de 1898

Augsburgo – Alemania

 

VENUS MODERNA

 

VENUS MODERNA

 

 

Venus grácil y coqueta

de la andrógina silueta

y la artificiosa pose,

fascinas como un abismo

porque te decadentismo

corre del placer en pos.

 

Figurita estilizada,

gentilmente envenenada

de ultracivilización.

Encantadora poupée,

sin prejuicios y sin fe

ni en su propio corazón.

 

En tu alma inconsciente y fría

la satánica jauría

colocó su pabellón,

y con fresca risa loca

nos lo muestras en tu boca

pintada de bermellón.

 

Tu indiferente cinismo

rima con el esnobismo

de tu elegancia triunfal.

Tu belleza no es la eterna,

pero eres chic y moderna,

gentil, alegre y banal.

 

Venus frágil y bonita,

deliciosa muñequita

fragante y artificial,

que te cuidas con esmero

para darte a don Dinero

porque es tu único ideal.

 

 

Del libro: Embrjamiento.

Elisabeth Mulder

9 de febrero de 1904

Barcelona